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El Telégrafo
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Existen apuestas que van desde los $ 50 y $ 1oo entre los competidores

Los piques alteran la tranquilidad de los vecinos en la vía rápida Cuenca-Azogues

Un desconocido juez da la partida a dos intrépidos pilotos que llegaron hasta la vía rápida Cuenca-Azogues para estas pruebas extremas que tienen los cuencanos. Foto: José Zhicay/ para el Telégrafo
Un desconocido juez da la partida a dos intrépidos pilotos que llegaron hasta la vía rápida Cuenca-Azogues para estas pruebas extremas que tienen los cuencanos. Foto: José Zhicay/ para el Telégrafo
15 de febrero de 2015 - 00:00 - Jaime Zhicay, Universidad del Azuay

Los jueves, para muchos cuencanos son un ‘martirio”, pero para otros, son la oportunidad para poner a prueba su adrenalina con los denominados ‘piques’.

Estas no son más que carreras clandestinas al estilo de la película Rápidos y Furiosos y que cada vez crecen en número de seguidores, pero también en peligrosidad.

Todo empieza pasada la medianoche. Decenas de jóvenes, la mayoría hombres, se reúnen en la vía rápida Cuenca-Azogues; algunos van acompañados por sus parejas, otros con su grupo de amigos, pero todos con el mismo objetivo: correr y mirar los ‘piques’, en los que se mezclan la alegría y las apuestas.

Un ‘pique’ consiste en una minicarrera entre 2 vehículos de características similares: con el mismo cilindraje del motor, la misma marca, entre otras particularidades. Existen algunos corredores que preparan sus máquinas con aros de magnesio, tubos de escape especiales o llantas de cámara baja. El recorrido varía según el lugar escogido, pero, en promedio, es una distancia de 300 metros, donde un ‘juez’ da la largada.

Previo a ello, un grupo de motociclistas recorre el sitio para constatar que no haya presencia de miembros de la Comisión de Tránsito o, a su vez, alertar a los corredores si la hay.

Jorge Z., corredor clandestino, dijo que para él ‘los piques’ son una forma de distracción, “sentir esa adrenalina motorizada es algo único, pero cuando el velocímetro de mi auto marca los 140 o 160 km/hora se siente algo indescriptible, realmente esto es mi pasión”, dijo. Los corredores también van por las apuestas, las cuales están entre los $ 50 y $ 100. El último jueves se realizaron 9 carreras en el sector de Guangarcucho; los conductores de los pocos carros particulares que circulaban por el sitio, se detenían para observar este ‘espectáculo’ que no dura más de un minuto.

Algunos de los autos que participan en los piques llegan hasta el sector de Guangarcucho remolcados.

Jorge, como muchos jóvenes más de la cuidad, ve a estas carreras como algo único y sin precedentes; sin embargo, él y muchos más desconocen que el Ecuador es uno de los países de América Latina con los más altos índices de muertes por accidentes de tránsito, Cuenca, lastimosamente, se incluye en las cifras. El país ocupa el segundo lugar en mortalidad por accidentes de automovilísticos, según el Reporte del Estado Global sobre la seguridad de las vías de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Ecuador, según la entidad, tiene 28 muertes por cada 100 mil habitantes, una tasa mayor a la media global, que es de 18. Solo es superado por Venezuela, que presenta 37,2 fallecimientos por esa causa por cada 100 mil habitantes.

De acuerdo con la información de la Agencia Nacional de Tránsito (ANT), el 50,09% de los accidentes se produce por impericia o imprudencia del conductor; el 13,2% por irrespeto a las normas de tránsito; el 12,31% por exceso de velocidad; el 9,73% por embriaguez; el 7,69% por condiciones externas sin determinar y el 6,99%, por imprudencia de otros involucrados.

En Cuenca no se han registrado muertes a causa de los denominados piques, a diferencia de otras ciudades del país como Loja y Guayaquil.

Sin duda, para muchos ciudadanos esta es una distracción mortal —un problema social— que las autoridades locales no han hecho mayor cosa para remediar, “lo único que hacen es ordenanza tras ordenanza, pero ninguna de ellas es en contra de las carreras clandestinas en la cuidad y sobre todo por la seguridad ciudadana”, dijeron.

En sus inicios, estas carreras se realizaban en el Parque Industrial de la ciudad, donde existen largas avenidas propicias para este tipo de “pasatiempo mortal”. De allí migró al sector del Mall del Río, donde efectivos policiales controlaron la situación a tiempo.

Cuando parecía que todo estaba bajo control, estos intrépidos pilotos buscaron nuevos lugares donde realizar esta actividad.

Algunos de estos sectores son el puente de Guangarcucho, el sector Challuabamba, y la largada entre el Hospital de IEES y el Hospital del Río. Este último lugar es quizá el que más causa problemas a la ciudadanía, ya que actualmente las carreras se realizan a altas horas de la noche.

Juan Cerpa estuvo interno en el Hospital del Río por problemas en su rodilla izquierda, según su relato, “es algo espantoso lo que sucede las noches de los jueves, el ruido de los vehículos es muy escandaloso en esta zona, es imposible descansar en esas noches, no entiendo cómo pueden existir personas que hacen daño a la sociedad por el gusto de unos pocos” dijo el ciudadano. Él es uno de las muchas personas que han estado internas en uno de los hospitales aledaños y que sienten este problema, pero también están los vecinos de las inmediaciones y conductores que a esas horas circulan por el lugar.

En el caso de los internos, además de su recuperación, lo que desean es un control por parte de las autoridades.

Cabe recordar que el control de la vía rápida se encuentra bajo la custodia de la Comisión de Tránsito del Ecuador (CTE), pero según vecinos, como Jorge Cárdenas, hay ausencia de los gendarmes en la zona, especialmente a altas horas de la noche o madrugada.

“Lo ideal para impedir que dichos arrancones se sigan dando en esta zona sería otorgar la competencia de tránsito de esta vía a la Municipalidad de Cuenca, para que efectivos de la Agencia Nacional de Tránsito (ANT) junto con la Guardia Ciudadana puedan realizar controles más seguido y, si es pertinente, sancionar penalmente a los conductores de estos rápidos vehículos”, dijeron los vecinos del lugar que no quisieron identificarse.

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