Colegio Benigno Malo celebra su aniversario en lo más alto
Por menos altura que tenga un nevado siempre representará un esfuerzo para el deportista que desee escalarlo. Este es el caso del Carihuairazo, con 5.116 metros de altura y situado en el Chimborazo.
Para los alumnos, exalumnos y docentes del colegio Benigno Malo de Cuenca y para el grupo Cuencaventura este no fue el primer reto; anteriormente el Chimborazo y el Cotopaxi fueron los nevados que hicieron pensar a más de uno.
En el Cotopaxi se flameó la bandera de los 150 años del colegio Nacional Benigno Malo; fue el primer peldaño para las grandes aventureras. Más tarde, en el nevado Chimborazo, con los integrantes de la Radio Benigno Online y los estudiantes destacados del colegio, se llegó a la primera y segunda base. Estos dos grupos nuevos que se sumaron hicieron otra actividad, la cual consistió en escalar hasta el primer pico del nevado.
Para llegar al volcán apagado Carihuairazo, el grupo participante estuvo conformado por 40 personas, 24 del colegio y 18 de Cuencaventura, pues el camino esta vez no fue fácil y tampoco se contó con un refugio ya preparado, además el clima no fue favorable, pues lloviznó todo el tiempo y el frío podía sentirse hasta en los huesos.
El paisaje del Carihuairazo es hermoso, pues cerca del mismo existen algunas lagunas secas y otras no, pero definitivamente la más apreciable era la que estaba en el lugar del acampado. El agua de esta laguna es realmente fría.
Llegar a la cumbre fue lo que todos deseábamos y se convirtió en la satisfacción más grande para cada uno, pues se cumplió una vez más nuestro objetivo. Nos pusimos a celebrar, a abrazarnos mutuamente y a felicitarnos por nuestro gran esfuerzo. Además flameamos la bandera del colegio por sus 150 años de historia, institución ya considerada una de las más antiguas del Ecuador.
Un ascenso difícil, pero lleno de satisfacciones
Ya en este lugar comenzamos a armar la bicicleta, constituida por cinco partes: el timón, el trinche, el cuadrón o cuerpo de la misma y las dos ruedas, “con ello, dejamos dos mensajes: El primero, respetar a los ciclistas en las vías de nuestro país; el otro, incentivar a los ecuatorianos para que utilicen este medio de transporte sano”, dijo Cristian Pineda, coordinador.
Nuestro descenso comenzó a las siete y media de la mañana. El tiempo que nos demoramos esta vez en descender fue menos que del ascenso. En cuanto llegamos al campamento observamos que nos miraban con alegría y llenos de preguntas, además, significaba que ya podríamos alistarnos para encaminarnos a Cuenca. En este descenso la neblina estuvo espesa, no nos permitía observar bien el camino y para suerte las mulas nos ayudaron a traer nuestro equipo de alta montaña. “Para mí este viaje al nevado Carihuairazo fue una experiencia maravillosa e inolvidable. Lo más importante que nos llevó a la cumbre fue el entusiasmo de compartir esta experiencia como parte de los 150 años del colegio”, dijo María Fajardo, una alumna del establecimiento. Mientras que Pablo Calle señaló que “en el paseo se pudo convivir con los amigos y visitar un lugar de Ecuador que nunca pensé llegar hasta allí”.
“Fue un viaje que sirvió para ver algunas cosas. La primera es que las cosas no siempre salen como uno quiere, la otra es que bajo circunstancias adversas, la vida te convierte en héroe, claro, también se pudo observar lo unido que es el grupo del club de periodismo, en donde casi todos podemos convivir pacíficamente”, señaló Javier Orellana.
En cambio, Anabel Yungaicela dijo que llegar al Carihuairazo fue inolvidable.
“Compartimos desde la comida hasta la cama, intentamos abrigarnos del frío. En el camino aprendí que la paciencia es una de las bases más importantes de todas las personas y que gracias a ella pude llegar a un lugar”.