Veinticinco propietarios de negocios se habrían inscrito en el sorteo de 60 lugares
La normativa municipal sobre los food trucks no tuvo efecto en Quito
Un año y dos meses pasaron desde que la Alcaldía de Quito anunció su plan para regular los food trucks que proliferaban en las calles de la ciudad desde 2015.
El 29 de enero del año pasado, el Cuerpo de Bomberos y la Secretaría Metropolitana de Salud realizaron una preinspección sanitaria a un grupo de estos negocios.
El 10 de octubre pasado, el primer vicealcalde Eduardo del Pozo (CREO) anunció la emisión de la Resolución A 028 para la regulación de este tipo de establecimientos móviles de comida.
El documento establece 60 lugares (plazas) que serían autorizados en el norte, centro y sur capitalinos para el funcionamiento de los food trucks y que se asignarían a través de un sorteo.
La inscripción de los interesados debía efectuarse el 20 y 21 de octubre y el primer sorteo de espacios estaba programado para el 28 del mismo mes.
Hasta el momento, sin embargo, ninguna plaza ha sido asignada. Y esto se debería, en gran parte, al desinterés de los emprendedores por las condiciones establecidas por la Alcaldía para su operación en espacios públicos.
David Maldonado, propietario de Inka Burger y presidente de la Asociación Ecuatoriana de Food Truck, considera que el Municipio no comprendió bien la esencia de este tipo de negocios porque en la resolución se delimitaron zonas con poco atractivo comercial en las que se podían estacionar los camiones de venta de comida.
Agrega que el costo de la licencia única de actividades económicas (LUAE) para este tipo de negocios se habría fijado en $ 6.000 anuales ($ 500 mensuales), lo que es considerado demasiado alto.
A ello se suma el disgusto de los dueños de los food trucks por los horarios en los que se podía trabajar (de 09:00 a 15:00, 16:00 a 22:00 y 23:00 a 03:00). Además, la diferencia entre el número de restaurantes móviles existentes y la oferta municipal de plazas es grande, lo que causa poca expectativa para participar en un proceso en el que hay pocas garantías de obtener un lugar.
Según Maldonado, hasta noviembre anterior su organización tenía contabilizados unos 150 food trucks en la ciudad, de los cuales 25 propietarios habrían aplicado al sorteo.
Mientras tanto, se ha acentuado la tendencia de ubicar los vehículos adaptados en espacios privados, como terrenos vacíos y, sobre todo, en parqueaderos al aire libre.
Esto evita la posibilidad de ser sancionados por el uso de la vía pública sin autorización y concentra, a la vez, diversos negocios en un solo sitio, lo que permite generar una oferta culinaria variada.
Para Maldonado, sin embargo, el alquiler de estos espacios resulta caro. Asegura que por un local comercial se paga de arriendo alrededor de $ 20 mensuales el metro cuadrado (m²), mientras que en las plazas comerciales abiertas para food truck se llega a cotizar en $ 1.000 los 10 m².
Por ello, según datos de la Asociación Ecuatoriana de Food Truck, el 50% de estos negocios ha cerrado desde que se ubicó en plazas.
Según la Secretaría Metropolitana de Desarrollo Productivo, en abril se suscribiría un alcance a la resolucion A 028, que busca mejorar los procedimientos de asignación de plazas. (I)