Tiene 45 años (nació en Conegliano, Italia) y mide 1,74 m. Alessandro Del Piero, ex-Juventus, que tenía previsto jugar ayer en la Noche Amarilla, en Guayaquil, es un hombre simpático y muy reservado.

El excrack del fútbol italiano hizo 346 goles en 23 años de carrera profesional.
Lo conocí en la presentación de la “Nazionale” italiana, en Coverciano, cerca a Florencia, 2002, para participar en el Mundial Corea-Japón. En esa época era corresponsal de diario El Comercio.

Vi a Del Piero en el jardín, me acerqué a él y le pregunté si podía tomarle una foto. Él accedió con una sonrisa, pero cuando ya estaba lista para hacer clic, llegó un relacionador público y no me dejó hacerlo. Nos dijo: “Está prohibido fotografiar a los futbolistas sin el roll up de los auspiciantes. Tienen que entrar y hacerlo allí”. Ingresamos, pero tampoco logré mi objetivo porque enseguida empezó la rueda de prensa.

Allí vi a Francesco Totti, Paolo Maldini, Fabio Cannavaro, Christian Vieri, Gianluigi Buffon, entre los más destacados.
Según los medios italianos, él es uno de los que ha invertido bien su dinero. Es un empresario inmobiliario especializado en propiedades para la tercera edad.

Vive entre Italia y Los Ángeles, con su esposa Sonia y sus tres hijos. Está dedicado a jugar golf y ha participado en torneos internacionales de ese deporte.

También ama el automovilismo y en 2013 fundó el grupo de carreras Dempsey Del Piero Racing.

El exdelantero se destaca por su trabajo de solidaridad y ha sido reconocido por financiar la investigación del cáncer en Italia. En su país ganó el premio “Credere in la Ricerca”. También apoyó a los japoneses que fueron golpeados por el tsunami, en 2011, con su proyecto: “Ale10FriendsforJapan”.

Del Piero es una celebridad y el más solicitado por grandes empresas para hacer publicidad: Adidas, Pepsi, Fiat, que se “pelean” por tenerlo.

Anoche, Ecuador tuvo la suerte de ver a una de las exestrellas del fútbol italiano. Pero esta vez yo no lo vi. (O)