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Soledad y aislamiento marcan las vidas de los adultos mayores

La falta de espacios de participación, inclusión y una red de apoyo reducida ahonda la soledad en los adultos mayores en países pobres y ricos, no hay distinción.
La falta de espacios de participación, inclusión y una red de apoyo reducida ahonda la soledad en los adultos mayores en países pobres y ricos, no hay distinción.
Foto: AFP
08 de abril de 2017 - 00:00 - Palabra Mayor

El 7 de abril se celebró el Día Mundial de la Salud y en este año la Organización Mundial de la Salud (OMS) centró su campaña bajo el lema: “Hablemos de depresión”.

Esta enfermedad está presente, al igual que en otras edades, en los adultos mayores. La OMS señala que 300 millones de personas padecen depresión, un aumento del 18% entre 2005 y 2015.

Los factores que desencadenan la depresión son varios, uno de ellos es la soledad y el abandono de los familiares y la comunidad. En Ecuador el 11% de los adultos mayores viven solos, según datos de 2010 del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC). La cifra en la Costa asciende a 12,4%

A pesar de que el 81% de los adultos mayores manifiestan estar satisfechos con su vida, el 28% menciona sentirse desamparado, el 38% siente a veces que su vida está vacía y el 46% piensa que algo malo le puede suceder.

La felicidad en la vida de este colectivo en el país aumenta considerablemente cuando vive acompañado de alguien. ‘Satisfechos con la vida que viven solos: 73%; satisfechos con la vida que viven acompañados: 83%’.

Los adultos mayores que viven acompañados residen con sus hijos (49%), nietos (16%) y esposos o compañeros (15%), de acuerdo con los datos del INEC. Sin embargo, desde 2010 a la presente fecha no existen otros datos para determinar la realidad actual.

El objetivo general de la campaña de la Organización Mundial de la Salud es que cada vez más personas con depresión, en todo el mundo, busquen y obtengan ayuda.

 Margaret Chan, directora general de la OMS, sobre la depresión señaló: “Las nuevas cifras son un llamado de atención a todos los países para que reconsideren sus enfoques sobre la salud mental y la traten con la urgencia que merece”.

Uno de los primeros pasos es abordar cuestiones relacionadas con prejuicios y discriminación. “Para alguien que vive con depresión, hablar con una persona que confía es a menudo el primer paso hacia el tratamiento y la recuperación”.

La OMS considera necesario aumentar la inversión. En muchos países no hay apoyo disponible para las personas con trastornos de salud mental. Incluso, en las naciones de ingresos altos casi el 50% de las personas con depresión no reciben tratamiento. En promedio, solo el 3% de los presupuestos sanitarios del gobierno se invierten en salud mental, que varía de menos del 1% en los países de bajos ingresos al 5% en los de ingresos altos.

La OMS ha identificado fuertes vínculos entre la depresión y otros trastornos y enfermedades no transmisibles. Aumenta el riesgo por el uso de sustancias y de enfermedades como la diabetes y del corazón. Igualmente es un factor de riesgo importante para el suicidio, que reclama miles de vidas cada año.

En el caso de los adultos mayores no existen datos concretos, pero el suicidio es una forma de escapar de la soledad y el abandono. 

La depresión es una enfermedad mental común caracterizada por la tristeza persistente y una pérdida de interés en las actividades que la gente normalmente disfruta, acompañada de una incapacidad para llevar a cabo las actividades diarias, durante 14 días o más.

Las personas con depresión normalmente tienen varios síntomas: pérdida de energía, cambio en el apetito, dormir más o menos, ansiedad, concentración reducida, indecisión, inquietud, sentimientos de inutilidad, culpa o desesperanza y  pensamientos de automutilación o suicidio.

 En España viven más de 8 millones de personas mayores de 65 años, de las cuales 20% viven solas. Una gran parte de ellas se sienten aisladas. Esta soledad prolongada tiene efectos perjudiciales para su salud física y mental. Los recursos sociales son insuficientes y no atienden sus necesidades.

Asociaciones y ONG admirables tienen programas de visitas a personas mayores que se sienten solas y que agradecen tener a alguien con quien por lo menos pasar un rato a la semana. Mientras comparte con ellos un paseo, conversación o un rato de ocio, los mayores refuerzan su ilusión, autoestima, habilidades sociales y se mantienen activos.

Esto se ha ido haciendo realidad mediante lo que consigue el voluntariado social: romper el aislamiento y la soledad, evitando además la depresión y los trastornos cognitivos. La idea, plantean los especialistas, es que las personas mayores vuelvan a abrirse al mundo, recuperando hábitos saludables: pasear, participar en actividades sociales y culturales que no podrían hacer solas.

Asimismo se requiere promover la autonomía de los adultos mayores y que por lo tanto ellos se sientan útiles y parte de una sociedad.

Las personas que viven en este tipo de soledad no buscada, forzada, fueron en su día, jóvenes y trabajadores que formaron parte de una familia y que aún tienen capacidad de  transmitirnos su experiencia y conocimientos, resalta la OMS.

Diferentes organizaciones sociales en el mundo acompañan a las personas mayores que están en situación de soledad para que puedan recuperar las relaciones sociales y se integren a la comunidad. (I)

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