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Ecuador, 21 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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Los adelantos de la medicina han contribuido a mejorar las condiciones de vida de la humanidad

Las posibilidades de sobrepasar los 100 años son una realidad

Mantener una vida activa y sana contribuye a mejorar la salud. De igual manera, la lectura y el aprendizaje evitan el aparecimiento de las demencias.
Mantener una vida activa y sana contribuye a mejorar la salud. De igual manera, la lectura y el aprendizaje evitan el aparecimiento de las demencias.
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La esperanza de vida cada vez va en aumento. En comparación con el siglo XX, las posibilidades de sobrepasar los 100 años son una realidad.

Las mejoras en medicina, higiene y alimentación, así como otros factores económicos y sociales han provocado que durante el siglo XX la esperanza de vida se duplicara, así hemos pasado de una esperanza de vida al nacer de 35 años en el año 1900 a una esperanza de más de 80 en la actualidad.

Obviamente, este cambio supone asumir nuevos retos. Durante gran parte del siglo XX, la mayor preocupación de salud pública fueron enfermedades como el tifus, la disentería, el cólera o la brucelosis, relacionadas con la falta de potabilización del agua o con alimentos contaminados. Estos problemas se solucionaron con la cloración de agua y las mejoras en seguridad alimentaria.

La polio, la viruela, el sarampión o la rubéola causaban estragos antes de la generalización de las vacunas. Y por supuesto los antibióticos, antes de los cuales, una caries, una otitis o una herida superficial podía fácilmente desembocar en una septicemia y ocasionar la muerte.

En el siglo XXI todo esto, en general, no supone ningún problema en los países desarrollados. Cada vez vivimos más años y mejor.

Pero todo avance tiene sus inconvenientes. Vivir más años supone que enfermedades que antes eran relevantes ahora son superadas. Por ejemplo, el cáncer ha existido desde el origen de los tiempos, desde antes de la aparición del hombre. Se han encontrado fósiles de dinosaurios con señales de tumores. En los últimos años se habla de un aumento de la incidencia del cáncer y hay quien de mala fe ha aprovechado para atribuirlo a los plaguicidas agrícolas, a la comida rápida, a los teléfonos móviles o a cualquier causa que se le pase por la cabeza. El cáncer depende de muchos factores, genéticos y ambientales, entre ellos el azar y la edad.

La realidad es que cuantos más años se vive más posibilidades se tiene de contraer cáncer. Es cuestión de matemáticas. Si las personas viven más años la incidencia de cáncer también aumenta.

Otra enfermedad asociada a la edad que hace 100 años era irrelevante y ahora es un problema acuciante son las demencias seniles. Cuando se oye esta palabra automáticamente se piensa en el alzhéimer, que es la más conocida y la más frecuente, pero no la única.

Por detrás del alzhéimer se encuentra la demencia de tipo vascular, debido a lesiones en el cerebro causadas por problemas con los vasos sanguíneos. Aunque existen enfermedades genéticas, como la cadasil (la que sufría el personaje de Belén Rueda en la película Mar Adentro), que producen este tipo de demencia, lo normal es que esté causada por otro tipo de factores, como arterioesclerosis (obstrucción de los vasos sanguíneos debido a depósitos).

La tercera causa y la más desconocida es la demencia de cuerpos de Lewy. Muchas veces se diagnostica erróneamente como alzhéimer o párkinson (ya que puede producir trastornos motores).

Contribuye a esto el hecho de que hoy por hoy el único diagnóstico fiable es post mortem dado que todavía no tenemos herramientas de diagnóstico por imagen suficientemente precisas. Esta demencia se caracteriza por la presencia en ciertas partes del cerebro de neuronas con el citoplasma degradado por la acumulación de ciertas proteínas. Principalmente una llamada alfa-sinucleína.

Los síntomas pueden ser parecidos al alzhéimer, aunque presentan diferencias. En las primeras fases los pacientes pueden tener episodios de desorientación o falta de atención y luego vuelven a la normalidad. A medida que avanza la enfermedad se pueden producir alucinaciones visuales o auditivas (infrecuentes en el alzhéimer).

Otra diferencia es que en estados avanzados del alzhéimer los pacientes son incapaces de reconocer a la gente, no en balde la película que Antonio Mercero le dedicó al tema antes de sufrir él mismo la enfermedad se llamó Y tú quién eres, haciendo referencia a la incapacidad para reconocer a los seres queridos, y adoptando comportamientos repetitivos. En la demencia por cuerpos de Lewy la progresión es más rápida que el alzhéimer y la capacidad de reconocer a la gente se mantiene más tiempo, pero se pierde de forma muy rápida la memoria a corto plazo.

Actualmente no hay tratamiento contra el alzhéimer o la demencia de cuerpos de Lewy, más allá de tratamientos sintomáticos que solo alivian los efectos de la enfermedad, pero no paran su progresión y mucho menos revierten las consecuencias.

Por lo tanto, afrontar los problemas derivados de una esperanza de vida cercana a los 100 años es uno de los principales retos de la medicina del siglo XXI, para lo cual es necesario crear políticas públicas.

Y no se descarta que si algún día se logra encontrar el remedio a las demencias asociadas con la edad y la esperanza de vida aumenta hasta sobrepasar los 100 años, aparezcan nuevos problemas relacionados con enfermedades que hoy se consideran raras o irrelevantes. Esos son los efectos de vivir más. (I)

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Cada órgano del cuerpo humano (cerebro, corazón, hígado) disminuye su capacidad 5% cada 10 años. La pérdida de audición vinculada con la edad empieza a los 25 años, a pesar de que es perceptible décadas más tarde. La velocidad de procesamiento mental y la memoria en funcionamiento alcanzan su punto máximo entre los 20 y 29. Aprender después de los 40 es más difícil.

En el mundo existen 47 millones de personas con un trastorno mental. Se estima que este número aumente a 131 millones para 2050. El alzhéimer representa el 60% de los síndromes demenciales.

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