Publicidad

Ecuador, 23 de Diciembre de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
Comparte

La tendencia mundial, de la que ecuador es parte, determina que la población de mayor edad, a mediano plazo, vivirá en las urbes

Las ciudades no se han adecuado para la vejez (Galería)

-

Cada día hay más personas viejas en el mundo. En países pobres y ricos, en ciudades grandes y pequeñas. A pesar de ser un tema del cual poco se habla, la ‘revolución demográfica’ es una realidad y constituye un logro de la humanidad, pero también un reto que se debe afrontar.

Para 2050, las personas mayores de 60 años se duplicarán, de un 11% que representaban en 2006, a un 22%, de acuerdo a los datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). El envejecimiento poblacional resulta más acelerado en los países en desarrollo.

En 5 décadas, más del 80% de los adultos mayores vivirán en estos países frente al 60% que representaban en 2005.

Ecuador es parte de esta realidad. En 2020 tendrá 17,5 millones de habitantes, en 2030 la cifra crecerá a 19,8 millones y en 2040 a 21,8 millones. Si en 2010 los adultos mayores representaban el 7% de la población total, para 2050 significarán el 18%, de acuerdo a los datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).

En este contexto, resulta imposible no considerar al envejecimiento como uno de los fenómenos de mayor impacto para la humanidad.

Dentro de este fenómeno mundial existe una particularidad que también se experimenta en Ecuador: los espacios de más presencia de los adultos mayores son las ciudades. Aspecto que fue evidenciado en el Censo de Población y Vivienda realizado por el INEC en 2010. En Guayaquil, por ejemplo, entre 0 a 14 años existían 651.460; de 15 a 19 años, 208.603; entre 20 y 64 años, 1’286.010 habitantes, es decir, la mayoría de la población es adulta.

En el Distrito Metropolitano de Quito, en cambio, este grupo etario  superaba las 205.000 personas. En aquel entonces, 9 de cada 100 habitantes eran mayores de 65 años. Actualmente superan los 300.000.

El 3 de diciembre fue el Día Mundial de las Personas con Discapacidad y también en esta misma semana se cerró la votación para elegir a Quito como Ciudad Maravilla del Mundo. ¿Qué tienen que ver estos acontecimientos con el envejecimiento poblacional? Mucho.

Las 2 eventos permiten la posibilidad de debatir sobre cómo se planifica y construye ciudad; son procesos que incluyen a todas las edades; cuáles son las prioridades, lo físico o lo humano, lo patrimonial o lo contemporáneo, la participación o la exclusión.

Según el arquitecto y gerontólogo Eduardo Schmunis, las ciudades no se han adecuado a la existencia cada vez mayor de personas que superan los 60 años y a las particularidades que requieren. Para este experto, no es lo mismo hablar de arquitectura para discapacidad que para adultos mayores porque no todos ellos tienen discapacidad.

Si bien no toda discapacidad es no habilitante para las actividades cotidianas o funcionales, se estima que el 30% de las personas mayores de 80 años tiene alguna discapacidad. De hecho, a partir de los 60 comienzan a aparecer algunos signos, como artrosis en las rodillas, necesidad de uso de anteojos o disminución auditiva.

En 2006, bajo la iniciativa de la Organización Mundial de la Salud, que reunió a 33 ciudades de 22 países de todas las regiones, nace la propuesta de las ciudades amigables con las personas mayores. Uno de los objetivos: identificar los elementos clave del entorno urbano que contribuyan a un envejecimiento activo y saludable.

“Piensa globalmente, actúa localmente”. Esta frase, cuyo origen se remonta a los primeros años del siglo XX en el marco de un manifiesto sobre planificación urbanística, inspiró el espíritu luego para crear la Red Mundial de Ciudades Amigables con las Personas Mayores.

La propuesta es influir en el territorio, adaptar las comunidades y entornos a las circunstancias y demandas de las generaciones mayores y promover su participación en el núcleo social para que sigan con la mayor autonomía posible.

En 2012, el Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES), a través del Instituto Nacional de Investigaciones Gerontológicas (Iniger), realizó el taller ‘Ciudades accesibles para adultos mayores y personas con discapacidad’, cuyo plan piloto fue la ciudad de Cuenca. La propuesta se centró en detectar la accesibilidad física y arquitectónica para las personas mayores de edad y con discapacidad en espacios públicos y privados.

Municipios como el de Quito, por su parte, han emprendido programas orientados a un envejecimiento activo y saludable de las personas  adultas mayores, basados en espacios de inclusión, entretenimiento y una diversidad de talleres.

La red de ciudades creada por la OMS abarca un concepto mucho más amplio. Considera que el envejecimiento activo constituye un proceso que dura toda la vida y es afectado por varios factores que, por sí solos y en conjunto, favorecen la salud, la participación y la seguridad en la vida de los adultos mayores. Basado en este enfoque, el propósito se orienta a lograr que las ciudades se comprometan a ser más amigables con la edad para aprovechar el potencial que representan las personas de edad para la humanidad.

En caso de América, algunas de las ciudades que forman parte de la red son La Plata (Argentina), Río de Janeiro (Brasil), San José (Costa Rica), Nueva York (Estados Unidos), Cancún y Ciudad de México (México). Estas urbes reflejan la diversidad de los entornos urbanos contemporáneos, incluyendo a seis de las actuales megaciudades con más de 10 millones de habitantes (Ciudad de México, Moscú, Nueva Delhi, Río de Janeiro, Shanghái y Tokio), y ‘cuasi megaciudades’, como Estambul, Londres y Nueva York, así como capitales nacionales, centros regionales y pequeñas ciudades.

Este año, Victoria fue la primera ciudad de Chile en incorporarse a la Red de Ciudades Amigables con los Adultos Mayores por el valor que se les otorga, el respeto, consideración y aporte a la sociedad. Además de las políticas públicas para favorecer un envejecimiento activo.

¿Entornos amigables con la edad o cómo adaptarse a una población que envejece? Ese parece ser el punto de partida para definir el concepto de una ciudad amigable con los adultos mayores. De acuerdo a los resultados del Censo de Población y Vivienda 2010, las condiciones socioeconómicas en las que viven los adultos mayores no son las mejores. Se estima que 537.421 personas (57,4%) están en condiciones de pobreza y extrema pobreza. En el área rural,  8 de cada 10 adultos mayores sobreviven con esta realidad.

Datos

En una ciudad amigable con los mayores, las políticas, los servicios, los entornos y las estructuras proveen sostén y facilitan el envejecimiento activo de las personas, mediante:

• El reconocimiento de la amplia gama de capacidades y recursos existentes entre las personas mayores.

• La previsión y respuesta flexible a las necesidades y preferencias relacionadas con el envejecimiento.

• El respeto por sus decisiones y elecciones de estilo de vida.

• La protección de las personas más vulnerables.

• La promoción de su inclusión en todas las áreas de la vida comunitaria y de su aporte a ellas. Esto significa una acción transversal e intergeneracional.

Contenido externo patrocinado

Ecuador TV

En vivo

Pública FM

Noticias relacionadas

Conviene pensar en el panorama social que nos rodeará en pocos años más al formar parte del creciente ejercicio de adultos mayores, además del círculo familiar y unos cuantos amigos que van quedando. La invisibilización de los ancianos se consolida paulatinamente en un “delito del silencio” con la complicidad de algunas estrellas de micrófono que cuentan con muchas canas y varias décadas de experiencia.

Los ancianos no solo se enfrentan al abandono, la indiferencia o al irrespeto. Detrás se esconde una serie de derechos como seguir disfrutando de una vida plena, independiente y autónoma, con salud, seguridad, integración y participación activa en las esferas económicas, sociales, culturales y políticas. Asumir este enfoque significa un nuevo paradigma en las acciones que toman los gobiernos.

Ni al interior de las mismas organizaciones de lesbianas, gays, bisexuales, transgénero e intersexuales hay investigaciones, cifras o programas específicos sobre este colectivo, por eso no forman parte de los discursos y tampoco del imaginario social. Su vejez está condicionada a los recursos económicos de los que dispongan, a la posibilidad de una pareja, a familiares cercanos o a la soledad.

Social media