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Ecuador, 29 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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Dos especialistas argentinos muestran una campaña por el buen trato a los mayores

Activistas abogan por una vejez trans y gay libre de prejuicios

Norma Castillo y Ramona Arévalo son un caso emblemático en Argentina. Con más de 70 años cada una, fueron las primeras mujeres lesbianas que se casaron. Foto: Cortesía Telam
Norma Castillo y Ramona Arévalo son un caso emblemático en Argentina. Con más de 70 años cada una, fueron las primeras mujeres lesbianas que se casaron. Foto: Cortesía Telam
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“Las mujeres y los varones homosexuales que hoy son personas mayores han crecido en sociedades donde había un gran ocultamiento de estas realidades, generando, por ejemplo, vínculos familiares con muchos puntos oscuros”, comenta el psicogerontólogo Ricardo Iacub.

El especialista describió que “son clásicas estas historias de tías o tíos solteros, que tuvieron una amiga o amigo que nunca pudieron presentar como pareja, y de quienes se sabe poco y nada de su vida íntima”. “Hay también un temor permanente a ser descubiertos y esto, en muchos casos, vuelve a las personas cada vez ensimismadas. Años atrás se decía que las personas homosexuales tenían mayor tendencia a la paranoia; hoy sabemos que no se trata de algo biológico, sino que se relaciona con la forma en la que muchos de ellos tuvieron que vivir”, sostiene.

Iacub, titular de la cátedra de Tercera Edad de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires, afirma que “aunque hoy se reconoce una sociedad más diversa e inclusiva, los mayores crecieron en otros contextos, aunque su medio hoy sea más amigable, la autorrepresión sigue siendo muy fuerte”.

“También sucede que quienes habían blanqueado su orientación sexual, si deben ingresar a una residencia geriátrica, vuelven a ocultarlo por temor a ser discriminados”.

“Por el contrario -expresó Iacub- quienes pudieron ‘salir del closet’, armar sus redes, compartir sus parejas con sus familias y construir en libertad sus identidades tienen envejecimientos exitosos, e incluso hay estudios que revelan que afrontan mejor la vejez que los heterosexuales, porque ya han atravesado situaciones más complejas a lo largo de sus vidas”.

Esta semana la Corte Suprema de Washington aprobó el matrimonio entre dos personas del mismo sexo, hecho histórico en este país y que fue muy celebrado. Foto: AFP

En el mismo sentido, Mónica Roqué, responsable de la Dirección Nacional de Adultos Mayores (Dinapam), sostuvo que “si la persona mayor es invisible para la sociedad, el o la mayor homosexual tiene una invisibilización todavía peor”. “Se trata de personas que se tuvieron que ocultar toda su vida, ocultar sus parejas, sus deseos, y entonces van quedando en soledad, porque no tienen ese entorno familiar que, mejor o peor, contiene a la persona mayor”.

Por este motivo la Dinapam lanzó la semana pasada la cuarta Campaña Nacional de Buen Trato Hacia los Mayores, con el eje puesto en la diversidad sexual. “Durante todo este año estuvimos trabajando con Norma Castillo y Ramona Arévalo (las primeras mujeres lesbianas que contrajeron matrimonio en Argentina), ambas mayores de 70 años, en diferentes centros de jubilados y espacios comunitarios para visibilizar esta realidad”, describió la funcionaria.

Roqué señala que “la experiencia fue dura al principio porque nadie quiere hablar de estos temas, sin embargo, con el correr del tiempo las personas mayores comenzaron al menos a contar tal o cual caso familiar; pero aún cuesta, por eso hay que insistir”. La funcionaria destacó que “en este sentido las leyes de matrimonio igualitario e identidad de género han sido no solo restitutivas de derechos, sino que instalaron la temática en todos los ámbitos”.

“Envejecer siendo trans tiene otras particularidades, en principio es poco común porque la mayoría de las personas trans muere entre los 35 y los 40 años”, manifiesta Malva Solís, una mujer trans de 90 años, que ha militado toda su vida por la igualdad de derechos de la diversidad sexual.

Malva nació en Chile y llegó a la Argentina a los 17 años, escapando de los prejuicios y la persecución que había en su patria, pero aquí no encontró un escenario muy diferente como se imaginó. “Fuimos perseguidas, apresadas, maltratadas. La vida de las mujeres trans es muy difícil. Durante muchos años solo se podía trabajar de prostituta, pero una vez que el cuerpo ya no es valorado, quedamos solas, sin familias y en la calle”, asevera.

La histórica militante aseguró que “a partir de la Ley de Identidad de Género siento que la sociedad empezó a conocernos, ni siquiera por el tema del cambio de DNI, porque de hecho yo ni lo cambié todavía, pero se empezó a hablar de nosotras, a decir quiénes éramos, a darnos voz”.

Malva vive actualmente en una residencia de larga estadía del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación: “Cuando recién ingresé me trataban con indiferencia, no me lo decían pero creo que pensaban que iba a andar haciéndome la loca, de habitación en habitación, porque está ese prejuicio hacia la persona trans”, dice. A medida que la empezaron a conocer la aceptaron cada vez más y hoy se siente completamente integrada. La Campaña Nacional del Buen Trato Hacia los Mayores en Argentina incluirá ámbitos donde las personas mayores realizan actividades con todas las edades. (I)

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