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El Telégrafo
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15 mil litros de leche se producen al día, materia prima con la que se elaboran 250 quesos frescos

En Quinchicoto cambiaron la agricultura por la industria láctea

Una de las industrias lácteas ubicada en la parte baja de Quinchicoto, produce cada día 250 quesos frescos. 300 ganaderos abastecen a la procesadora. Fotos: Carlos Novoa/El Telégrafo
Una de las industrias lácteas ubicada en la parte baja de Quinchicoto, produce cada día 250 quesos frescos. 300 ganaderos abastecen a la procesadora. Fotos: Carlos Novoa/El Telégrafo
13 de octubre de 2015 - 00:00 - Carlos Novoa

Quinchicoto-Tungurahua.-

El proceso eruptivo de un volcán es, en cualquier parte del mundo, una amenaza inminente para poblaciones cercanas.

En casi todos los casos, la caída de ceniza, bramidos y sismos, obligan a los asustados moradores de esas zonas a abandonar su tierra y  refugiarse en albergues.

En Quinchicoto, un pueblito enclavado en la cordillera de los Andes ecuatorianos, no ocurre así. Desde 1999, fecha en que el volcán Tungurahua ‘despertó’, tras 81 años de inactividad, sus habitantes han resistido a los ‘caprichos’ de la enfurecida montaña y cambiado parte de su matriz productiva debido a las afectaciones por la caída de ceniza.

Esta localidad, ubicada a 35 minutos de Ambato, hasta hace 15 años fue conocida por su extensa producción agrícola de tubérculos, granos, cereales y legumbres.

Hoy la situación es diferente. Si bien aún quedan siembras de papa, melloco, mashua, zanahoria y otros, la economía del lugar gira en torno a la obtención de leche.

Esa bebida, el yogur y los quesos que allí se elaboran, abastecen los mercados de ciudades como Ambato, Latacunga, Riobamba, Penipe y hasta cantones del Azuay.

En Quinchicoto viven alrededor de 1.300 personas. Es la única parroquia rural de Tisaleo y sus habitantes representan el 30% de la población total de este cantón.

Al lugar se puede acceder por tres vías. La primera está a un costado de la carretera Ambato-Riobamba, desde donde se puede apreciar varias elevaciones de la cordillera andina, entre ellas los Llimpes, el cerro Puñalica y el imponente Carihuairazo. En el kilómetro 23 de este camino está el segundo acceso, desde el cual se divisan los extensos y verdes prados que alimentan a miles de vacas, toros y terneros.

Dos kilómetros más adelante se encuentra la tercera entrada, la cual es la favorita de los visitantes pues allí existen varias tiendas donde se oferta gran variedad de helados y dulces de leche.

Pese a que la industria ganadera impulsa el progreso en Quinchicoto, aún subsisten pocos sembríos de zanahoria, haba, mashua, camote, arveja y otros.

Etimología del nombre y encantos

Quinchicoto está a una altura de 3.295 metros sobre el nivel del mar, lo que favorece la crianza de diferentes razas de ganado vacuno, entre ellas Holstein y Brown Swiss, todas productoras de leche.

Pese a que el significado del nombre del sector no está muy claro, según ancianos del lugar Quinchicoto, palabra escrita en quichua antiguo, significa: ‘monte de los espías’.

El fascinante paisaje montañoso, lagunas, senderos ecológicos y huertos frutales, son algunos de los atractivos naturales.

Cambio de matriz productiva

Raúl Padilla, presidente de la Junta Parroquial, explicó los pormenores del cambio del agro por la ganadería y su incidencia en la economía local. “Hace 15 años la ceniza volcánica calcinó las plantas de papa, haba y zanahoria. Esto perjudicó económicamente a muchos agricultores, quienes decidieron no abandonar sus tierras y desarrollar estrategias  productivas”, dijo.

Tras varias reuniones con técnicos agropecuarios, los lugareños se dieron cuenta de que el material, si bien por una parte afectaba los cultivos, por otra nutría el suelo y lo limpiaba de plagas. “Esto motivó a cambiar las siembras de papa, fréjol y tomate por quicuyo y pasto, pues el polvo volcánico favorecía la germinación rápida de nuevos brotes”, añadió.

Al momento, en Quinchicoto se producen alrededor de 15 mil litros de leche al día. Así lo asegura Milton Castro, encargado del Centro de Acopio de una empresa. “Aquí la receptamos y la analizamos, para garantizar su calidad, hace 15 años. Trabajamos para una compañía con sede en Cuenca y contamos con la asesoría de los expertos ganaderos de Agrocalidad”, dijo.

Existen otras empresas presentes en el sector. En una de ellas su propietaria, Marlene Sánchez, asegura que cada semana se elaboran 600 litros de yogurt. “Esta compañía trabaja con 300 ganaderos de la zona. Ellos entregan cada mañana leche primaria, con la que elaboramos 250 quesos frescos diarios que se reparten en Salcedo, Píllaro, Patate, Guano, Sigchos, Latacunga, Pelileo y Baños, y demás ciudades vecinas”, dijo.

Estas dos industrias forman parte de la Ruta Turística del Tisaleo, estrategia de desarrollo impulsada por la Prefectura de Tungurahua, cuyo objetivo es dar a conocer los atractivos naturales y artificiales, que cada uno de los 9 cantones de la provincia ofrecen. (I)

DATOS

Tanto el Ministerio de Agricultura, Ganadería, Acuacultura y Pesca (Magap) y el Ministerio del Ambiente (MAE) impulsan el cuidado ambiental en Quinchicoto.

El 12 de mayo el MAE y más de 2 mil voluntarios locales sembraron 6 mil árboles de molle, aliso, piquil, malva y arrayán, eucalipto, entre otras especies durante el Siembratón.

Por su parte el Magap desarrolla en el sector, hace más de tres años, la estrategia ‘Hombro a Hombro’, que consiste en apoyar los procesos de siembra, cosecha y capacitación agropecuaria.

Los extensos y verdes prados que existen en Quinchicoto favorecen en gran manera el pastoreo y alimentación de miles de terneros, vacas y toros. El continuo patrullaje de los ganaderos evita que en el sector haya robos y que el ganado afecte las plantaciones de haba, papa, zanahoria y otros productos de consumo humano. (I)

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