Manifestantes islamistas iraníes atacaron, ocuparon y saquearon ayer dos locales de la Embajada británica en Teherán, en protesta por el refuerzo de las sanciones occidentales contra la República Islámica por su programa nuclear. 

Los manifestantes presentados por los medios de comunicación oficiales como “estudiantes basijs” (milicia islamista)  entraron en dos oportunidades en la embajada y ocuparon durante varias horas el local de la ex residencia británica, en otra zona de la capital.

Contrariamente a la primera ocupación de la embajada, en la que las unidades antidisturbios no intervinieron, la segunda vez la policía lanzó gases lacrimógenos dentro del recinto y varios manifestantes resultaron heridos.

Tiempo después, la Policía desalojó el recinto y las inmediaciones de la embajada británica en Teherán.  Según varios medios iraníes, la situación en la zona de la embajada británica, situada en el norte de Teherán, se normalizó sobre las 20:15 hora local.

Ante ello, la cancillería iraní “lamentó” lo ocurrido e indicó que los autores de los saqueos en estos locales diplomáticos serán llevados ante la justicia.

El Ministerio de Asuntos Exteriores de Irán difundió un comunicado en el que señaló que los sucesos se han producido “a pesar de los esfuerzos de la Policía” (para evitarlos) y el refuerzo de las medidas de protección de la embajada (del Reino Unido).

El escrito indica el respeto del Ministerio de Asuntos Exteriores de Irán por la legislación internacional y la inmunidad del personal y los recintos diplomáticos.

Tras expresar su indignación, el gobierno británico instó a todos sus ciudadanos en Irán a quedarse en casa y “mantener un perfil bajo”.

El Reino Unido consideró al Gobierno iraní responsable del “fallo muy grave” de seguridad que permitió ayer el asalto y le advirtió de que tendrá consecuencias “serias”.

El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y Estados Unidos condenaron el asalto, mientras que otras  potencias occidentales  calificaron estos hechos de “inaceptables”. AFP