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Ecuador, 23 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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La economía se dinamiza con fuerza en diciembre

El mes de diciembre llegó y con él una serie de fenómenos económicos clásicos de
la temporada caracterizada por el crecimiento de las ventas de una serie de productos
que las familias, influenciadas por el consumo, adquieren para obsequiar en
las reuniones navideñas. 

Según el Banco Central del Ecuador (BCE), el indicador de consumo tuvo una variación positiva entre 2010 y 2011 de 6,5% y, al parecer, la cifra entre al año anterior y el actual mantendrá la misma tendencia. El cambio porcentual no ha sido menor en los últimos cinco años, con excepción del periodo 2008-2009, cuando alcanzó un 0,8%. Entre 2007 y 2008, el indicador creció un 5,4%, y fue similar entre 2009 y 2010.

En dinero, las cifras realmente llaman la atención, dado que son cantidades muy
importantes. El año pasado se gastó un total de 39.557 millones de dólares, cifra que para este año podría ser superada, según las perspectivas de las autoridades económicas. Eso evidencia que la población no tiene reparos en sus gastos durante la temporada navideña, abriendo la posibilidad caer en el sobreendeudamiento.

La actual bonanza económica del país puede llegar a ser malinterpretada y las personas tendrían la tendencia a comprar más de lo que pueden pagar (Gráfico 1). En mayo pasado, el régimen alertó acerca del sobreendeudamiento en más de 400.000 familias ecuatorianas provocando la toma de medidas como: mayores requerimientos de capital y/o reservas
por riesgo operativo; el reforzamiento de metodologías de cálculo de capacidad de pago mediante una mejor supervisión de la Superintendencia de Bancos (SBS), y mejorar la disponibilidad de intermediación del prestatario.

Además se aprobó una regulación restringiendo la importación de más de un
centenar de bienes como vehículos, televisores, teléfonos celulares, lavadoras de
ropa, bebidas alcohólicas, cigarros y cámaras fotográficas, entre otros. Al respecto, el ministro Coordinador de la Producción, Santiago León, señaló en junio pasado que “los hogares tienen mejores ingresos y la demanda interna sigue creciendo.

Al tener mayor liquidez hay más consumo (…) la industria nacional no ha sido capaz de responder a esa demanda”, justificando que la medida se tomó con la finalidad de fortalecer la producción interna de esos bienes y dispositivos. Esas restricciones aún están en vigencia; por ejemplo, en el caso de automotores se fijaron cuotas de importación para quienes han adquirido con cierta regularidad estos bienes desde 2010.

El sector deberá limitar sus compras de acuerdo a un determinado monto en dólares y a un número específico de unidades. En el caso de los teléfonos móviles se fijó una cuota total de importación de dos millones de unidades anuales, asimismo para quienes han efectuado importaciones regulares desde 2010. Además se restringió totalmente el ingreso de estos dispositivos a través de las empresas de courier y en las maletas de viaje en los aeropuertos internacionales.

En 2011 ingresaron al país aproximadamente 2,8 millones de dispositivos celulares. Según datos de la Superintendencia de Telecomunicaciones, el 18% de los propietarios de estos equipos renuevan sus teléfonos por lo menos una vez al año.

Los automotores, en la preferencia del consumidor

Estas reglamentaciones no han frenado, el flujo de compra de vehículos que, según
un estudio de la consultora de mercados Deloitte, se presenta como uno de los objetos preferidos para comprar durante la temporada navideña de este año. Una de las personas que adquirió un automotor para esta navidad fue Antonio Rodríguez, quien ahorró por dos años para adquirir un Kia Sportage 2013.

El ciudadano aprovechó las ventajas otorgadas en las casas comerciales para obtener un descuento en la entrada y así “llevarme a casa este regalo navideño, que además de movilización me sirve para mi trabajo, puedo llevar equipos y herramientas para realizar atenciones a domicilio a mis clientes”, explicó el prestador de servicios de mantenimiento de computadores. 

En una situación similar se encuentra Ramiro Chiriboga, quien planea comprar su primer automóvil, destacando que los descuentos navideños son una oportunidad para hacerlo.

Esta expectativa, latente en los consumidores, está también presente en los
comercializadores de vehículos como Santiago Díaz, propietario de un patio de autos ubicado al sur de Quito, quien aseveró el aumento vertiginoso de sus ventas en las últimas semanas. Desde octubre sus clientes empezaron a realizar los pagos de entradas y primeras cuotas de los vehículos.

“Al parecer la gente ni se ha acordado de los impuestos”, comentó el comerciante. Según datos del Comité de Comercio Exterior (Comex), el año pasado se importaron 139.893 vehículos, cifra que se reducirá para este año, debido a las restricciones.

Los preparativos, la cena y los regalos

Pero los vehículos y los teléfonos móviles no son los únicos bienes que se importan
en esta temporada. Hay una serie de obsequios que se compran en el mercado extranjero, incluyendo los pavos para el consumo en las reuniones familiares. Este producto, aunque incipientemente, sigue formando parte del portafolio de importaciones del Ecuador.

De acuerdo a las cifras presentadas por el Servicio Nacional de Aduanas del Ecuador
(Senae), en la Navidad de 2009 se importaron 894.000 toneladas métricas (TM) de carne del ave con un consumo total de 7,6 millones de TM, es decir apenas el 11,76% del pavo consumido en ese año provenía del extranjero; pero la tendencia de este porcentaje siguió a la baja.

Al año siguiente se importaron 250.000 TM y se consumieron 7,7 millones, calculado
en un 3,24%; y el año anterior, se consumieron 8,05 millones de TM, de las cuales 200.000 fueron importados, representando menos del 2,49%. Los especialistas en consumo han coincidido en que de mantenerse la tendencia, entre este y el próximo año todo el pavo consumido pertenecerá a la industria avícola nacional.

Sin embargo, habrá un déficit de 500.000 TM, pues a lo largo de 2012 se han producido 9,5 millones de TM cuando a escala nacional y durante todo el año la demanda alcanza los 10 millones. Por esta razón, la Corporación Nacional de Avicultores del Ecuador (Conave) pedirá al Comex que se reinstauren las salvaguardias de importación. Los pavos más económicos en el mercado nacional tienen un precio aproximado de 30 dólares y los más costosos están cerca de los 60.

Además están los juguetes y los dispositivos tecnológicos, que en su mayoría vienen del exterior. El principal origen de estos productos sigue siendo China, Colombia, Estados Unidos y México (Gráfico 3).

Según datos proporcionados por el INEC, los gastos de una familia promedio se dividen
en un 30% para gastos de alimentación, un 25% para juguetes, un 15% para otros regalos y el 10% para movilización, adornos y licores, respectivamente. Regularmente, el 50% de esos gastos proviene del salario de diciembre y el 50% restante del décimo tercer sueldo, sin embargo, estas cifras pueden variar en cada hogar, pues las familias deciden independientemente como enfrentar sus gastos.

Por otra parte, están las prendas de vestir, que según Deloitte se encuentran en el tercer lugar dentro de las preferencias de los ciudadanos para recibir como presente en Navidad, siendo una de las razones para las aglomeraciones en los centros comerciales.

Eso ocurrió la semana pasada, cuando se llevaron a cabo las noches promocionales
organizadas por las diferentes tarjetas de crédito, que ofertan descuentos del 5% al 35% en varios productos. Allí, Diana Vásquez, adquirió los regalos para sus seres queridos: “no me faltó nadie, pero me quedé sin dinero hasta fin de mes”, comentó, evidenciando así otro de los problemas de los consumidores después de la Navidad: el sobreendeudamiento. 

La clave: el ahorro.

Para evitar situaciones de desfases entre lo comprado y la real capacidad de pago, la población debe considerar el ahorro como una opción para mantener su dinero reservado hasta que llegue diciembre y allí realizar las adquisiciones propias de la temporada.

El ahorro va estrechamente relacionado con el consumo, según explica la teoría
económica. Generalmente se calcula al ingreso y al consumo, mientras que se
obtiene ahorro como un saldo. Keynes se preocupó por la medición de las propensiones
medias y marginales al consumo, a partir de las cuales pudo derivar las propensiones relativas al ahorro. Afirmó, además, que las personas están dispuestas a aumentar su consumo si se incrementa su ingreso. Pero el problema radica, al menos en la cultura ecuatoriana, donde la población no tiene la costumbre de atesorar su dinero.

Esto deriva en el sobreendeudamiento. Aparentemente el exceso de liquidez del sistema financiero está desembocando en demasía a la entrega de préstamos y créditos de consumo. El problema radica en que las tasas de interés de la banca privada son las más altas de todo el mercado, y quienes optan por esa fuente de financiamiento se encontrarán endeudados por largo tiempo, por ello se recomienda evitar deudas totales superiores
al 40% del ingreso mensual de cada familia, un porcentaje mayor determinaría
caer en insolvencia.

En este contexto, es necesario observar los precios de los productos y obsequios que se quieran entregar en Navidad, lo cual viene determinado por el índice mensual de precios al consumidor publicado mensualmente por el INEC, y que a noviembre de este año se ubicó en el 0,14%.

Otro de los factores importantes es la priorización que cada familia da a sus gastos durante el resto del año. El indicador ha sufrido una modificación dada la bonanza económica que actualmente vive el país, más de 55% del consumo mensual de la clase media ecuatoriana está siendo destinado a bienes extraordinarios, viajes y entretenimiento, gastos que se categorizan como suntuarios.

Ahora, el desafío de la sociedad ecuatoriana radica en hacer que los ciudadanos
tengan cultura de consumo. Utilicen adecuadamente su dinero, sus tarjetas de crédito y aprendan a distribuir sus ingresos de acuerdo a los montos que están en capacidad de asumir. La relación entre consumo y ahorro es indirectamente proporcional, mientras una de las dos variables empieza a subir la otra desciende.

La población tiene que encontrar un equilibrio entre ambas, y así mantener adecuados márgenes entre variables.

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