Radio Futura: literatura a pesar de la ‘movida madrileña’
La originalidad de la propuesta del grupo, específicamente de Santiago Auserón, se basaba en el trabajo sobre la musicalidad del español, lengua alejada de los patrones idiomáticos del idioma del rock, el inglés. El objetivo era conseguir que una lengua de base polisilábica como la castellana y unos patrones rítmicos monosilábicos procedentes del rock anglosajón pudieran acomodarse y fluir de un modo natural1.
Jenaro Talens
Dentro del mal llamado ‘movimiento contracultural’, que surgió en Madrid en los tempranos años ochenta y conocido como ‘la movida’, se suele incluir a una banda excesivamente intelectual como para encajar en esa paella de hedonismo y rebeldía artificial aupada por un mercado discográfico desesperado por crear un star system en español que no hediera a provinciano. Me refiero a Radio Futura, cuyo núcleo duro estuvo constituido por los hermanos Santiago y Luis Auserón, y por el ya fallecido Enrique Sierra2.
El pintor Herminio Molero fue quien, en 1979, reunió a este trío y a otros personajes que andaban sueltos por Madrid en una especie de colectivo cultural, con la intención de formar una ‘orquesta pop’ que llevaría la música española hacia ‘la modernidad’. Molero traía consigo cierto prestigio como agitador cultural y la influencia electrónica. Sierra, por su parte, fue uno de los pioneros punk en español con Kaka de Luxe, su formación era callejera —trabajaba desde los 14 años para ayudar a su familia— y todavía faltaba para que se revelara el guitarrista virtuoso e innovador que dormía en él. Mientras, los Auserón venían del periodismo independiente3 y de la academia; Santiago acababa de regresar de París, donde había cursado un doctorado en filosofía bajo la tutela de Gilles Deleuze y Luis empezaba a ser conocido como artista plástico al tiempo que estudiaba arquitectura.
Recogiendo como influencias a Brian Eno, Kraftwerk, The Clash, Joy Division, entre otros, y tras meses de ensayo en el estudio de Molero, ofrecen su concierto debut el 12 de octubre del 79 y apenas un mes después ya estaban ‘teloneando’ a Elvis Costello, uno de sus héroes musicales. No les fue difícil conseguir su primer contrato discográfico, pero al poco tiempo se arrepintieron de haber alcanzado notoriedad tan pronto.
El sello Hispavox no solo diseñó una imagen casi adolescente de la banda, llegando al extremo ridículo de excluir al baterista Velázquez de la portada de Música moderna (1980) por ser demasiado feo para los estándares de la disquera. Hispavox también censuró las letras, manipuló las cintas maestras para hacerlas más pop y obligaba a la banda a que tocara con play back durante sus conciertos, algo que enfurecía particularmente a los Auserón y Sierra, mas no a Molero, quien se jactaba de ser el ideólogo y líder de la banda. El resultado: un pleito legal que daría la patente del nombre Radio Futura a los disidentes Auserón y Sierra, quienes decidieron expulsar a Molero y forzar la ruptura con Hispavox.
Por ello Radio Futura repudia este disco, cuyas canciones jamás volvieron a incluir en conciertos ni en compilaciones autorizadas por ellos, pese a tener varios singles de calidad como ‘Enamorado de la moda juvenil’, una sátira en clave punk al consumismo de la naciente democracia española, la enigmática ‘Cinco semanas en globo’ y la reescritura ‘Divina’ a partir de ‘Ballrooms of Mars’ de T. Rex.
Durante los tres años siguientes, Hispavox amenazó con vetar cualquier disco nuevo de la banda si no volvía al redil pop, pero los Radio Futura no claudicaron y radicalizaron su imagen con crestas punks (Sierra). Santiago Auserón se mostraba desafiante ante el público: proclamaba la muerte del efímero new wave español y la posibilidad de crear un ‘rock latino’, lo cual provocaba carcajadas entre periodistas y empresarios musicales. Por ese entonces empiezan a manifestarse los primeros síntomas de la enfermedad renal degenerativa de Enrique Sierra.
Al igual que uno de sus referentes, Talking Heads, introducen elementos funk y poesía dura en sus canciones. Sin apoyo de la disquera, sacaron el primer videoclip de rock producido en España: ‘La estatua del jardín botánico’. Esta producción de corte futurista y bajo presupuesto es tributaria del video ‘Ashes to Ashes’ de David Bowie, del cual no solo toma la estética, sino también la línea argumental. En su momento denostada por Hispavox, que la consideraba demasiado rara y solo la sacó como single, la desoladora poética de ‘La estatua del jardín botánico’, inspirada en la lectura que hizo Santiago de Monadalogía, del filósofo alemán Leibniz4, es hoy una de las cumbres líricas del rock en español:
Un día más me quedaré sentado aquí
en la penumbra de un jardín tan extraño.
Cae la tarde y me olvidé otra vez
de tomar una determinación.
Esperando un eclipse
me quedaré
persiguiendo un enigma
al compás de las horas.
Dibujando una elipse
me quedaré
entre el sol y mi corazón.
Junto al estanque me atrapó la ilusión
escuchando el lenguaje de las plantas
y he aprendido a esperar sin razón.
Soy metálico en el Jardín Botánico
con mi pensamiento sigo el movimiento
de los peces en el agua.
El siguiente sencillo, ‘Dance usted’, tiene referencias veladas sobre la cocaína, pero no fue eso lo que colmó la paciencia de los mercachifles de Hispavox, sino el sonido funky de la canción. Gracias a ello, el grupo logró disolver el contrato y recuperar su libertad para dar paso a una nueva etapa creativa.
A inicios de 1984 sale al mercado ‘La ley del desierto/ La ley del mar’, placa que en su segunda cara marcaría la introducción de ritmos afroamericanos dentro del imaginario rock. Esto no convenció al baterista Carlos Velázquez, quien empezaba a tener diferencias con el resto del grupo.
Siguiendo los pasos de The Clash, los sonidos del reggae y del dub se cuelan en el punk de Radio Futura, siendo la guitarra de Enrique Sierra la que cargue con el peso rítmico de sus producciones gracias a su destreza para el punteo. Con riffs enganchadores, como el que se aprecia en ese lúbrico paseo por la noche madrileña que es Escuela de calor, este disco es el primer atisbo de lo que sería conocido más adelante como rock latino. La letra de ‘Un africano por la gran vía’ denuncia el miedo de los migrantes ocultos dentro de trajes nuevos y corbatas para lucir así más españoles y no ser excluidos. Las letras de Santiago evitan la trampa del etnicismo panfletario, pero reivindican la riqueza multirracial y el mundo rural negados por los españoles modernillos. Originalmente compuesta para Miguel Bosé, quien encargó la canción a Santiago Auserón, ‘Semilla negra’ es una magistral promesa de viaje que cierra el disco con una especie de son cubano.
De un país en llamas, de 1985, es, hasta cierto punto, una reflexión y retorno sobre y hacia el pop rock europeo tradicional. Grabado en Londres con Joe Dworniak, quien de aquí en adelante produciría el resto de trabajos de la banda, apunta hacia la internacionalización de Radio Futura. Por primera vez, la banda recurre a efectos de sonido en producción que le dan un toque barroco. Aparecen el ska ligero de ‘El tonto Simón’ y ‘La ciudad interior’5, el pasodoble post punk en ‘No tocarte’, entre otras.
1987 trae consigo el disco fundacional del rock latino: La canción de Juan Perro. Un ‘Juan Perro’ en la España rural es un buscavidas que se dedica a contar historias; es en realidad un término peyorativo para referirse a alguien al margen de la sociedad. Los recuerdos de este Juan Perro de infancia errante, tendiente a la introspección y a —según él mismo— la esquizofrenia, de cuando querían obligarle a ingresar al sacerdocio, sus paseos en bicicleta por la campiña ibérica, el fandango de sus mayores, la negritud y sus cantos al desamor, se convirtieron en poemas narrativos. Renuncia a convertirse en rock star y rompe definitivamente con la movida madrileña, de la cual nunca se sintió partícipe pese a ser uno de sus artistas más relevantes. Juan Perro es más que el alter ego que aún acompaña a Santiago Auserón: es su declaración de principios como juglar oscuro, aunque no al extremo psicótico que describe el poeta Leopoldo María Panero en el delirante perfil que traza sobre Santiago:
«¡Así es por ello que el mal es un misterio del que yo y Santiago Auserón hemos salido desnudos y ateridos de frío, tan sólo acaso para ser otra vez quemados por el humo de las bocas! ¡Y caminar otra vez por el Gólgota del dolor y de la dicha, para tan sólo decir a los hombres: he aquí lo que sucedió con dos poetas que sólo amaron el miedo y que miraban con pánico a los hombres!»6.
Grabado en Nueva York, con músicos sesionistas de renombre como el percusionista Daniel Ponce y la sección de vientos de los UPtown Horns, en el estudio del mismísimo David Byrne, aquella costosa producción no fue compensada en ventas, pero sí por la posteridad. La canción de Juan Perro es el fruto de la ‘Semilla negra’ que Radio Futura plantó dos años antes, cuando venciendo burlas y escepticismo de la industria musical, introdujo ritmos caribeños en canciones rock.
‘Annabel Lee’, a partir del poema homónimo de Edgar Allan Poe, la oda a las ramblas de Barcelona ‘La negra flor’ y su posterior reverso vagamente hip hop ‘Paseo con la negra flor’, el ácido punk tropical de ‘A cara o cruz’ y el blues callejero ‘En un baile de perros’, son solo algunos ejemplos de la versatilidad que había desarrollado Radio Futura de la mano del perfeccionista Dworniak.
Otro hito de la banda es el inicio de su colaboración con el artista gráfico Francesc Capdevila, alias ‘Max’, quien hizo un comic book a partir del guion de Santiago para ‘El canto del gallo’. La relación creativa se extendería hasta el final de la trayectoria de la banda, con portadas de discos y videos animados.
La gira promocional llenaba coliseos, Radio Futura era por largo la banda más importante de la península ibérica, pero se vio empañada por los cada vez más recurrentes quebrantos de salud de Enrique Sierra. La banda se vio obligada a contratar guitarristas sustitutos, pese a que muchas veces Sierra se escapaba del hospital para tocar con sus amigos.
«La lentejuela de la movida madrileña fue su sudario. Lo realmente bueno estaba dentro, en los rugidos de las guitarras. Por otro lado, lo curioso de la movida es que se reinterpreta y se idealiza cada año»7.
Luis Auserón
Tras el disco en directo Escuela de calor, que la disquera armó en contra de la voluntad de la banda, la década de los noventa empieza con el que sería el último disco de estudio de Radio Futura: Veneno en la piel, para muchos, un retroceso respecto a su trabajo anterior. De base acústica al estilo Bob Dylan, pero con la ya inseparable influencia afrolatina, es una placa de sonido sencillo que no corre riesgos, pero que dejó los dos últimos hits de la banda: la inocencia perversa de la adolescencia retratada en ‘Corazón de tiza’, y la salvaje ‘Veneno en la piel’, cuya letra narra cómo la promesa de un encuentro sexual se halla condicionada por el consumismo y la arrogancia de las expunkies de la malograda movida madrileña.
Esta canción se convirtió en número uno a ambos lados del Atlántico y elevó a Radio Futura al nivel de banda de estadio, algo que precipitó su fin. Cansados de los inmensos operativos de seguridad, de la infraestructura faraónica que desnaturalizaba su propuesta, de enriquecer a la industria musical y a publicistas inescrupulosos, dan su último concierto el 30 de septiembre de 1990.
Deciden separarse en su punto máximo de popularidad, pero para evitar líos con Ariola, cumplen su contrato con el disco de remezclas Tierra para bailar (1992). De forma secreta, la banda ya llevaba disuelta dos años.
«Algo en la sociedad española está cambiando de signo otra vez, pero ahora en un sentido menos favorable a la creación» afirmaron en su comunicado de prensa final, dejando en claro que Radio Futura había cumplido su ciclo, aunque debido a que Santiago, Luis y Enrique siguieron colaborando entre sí en diversos proyectos, hubo siempre rumores de regreso, hasta la muerte de Sierra, en febrero de 2012, después de más de 30 años de lucha contra su enfermedad. Antes de su deceso, se consagró como productor y participó en proyectos de música electrónica como Klub, donde también participó Luis Auserón. Este, por su parte, se embarcó en un proyecto solista de art rock, miembro de Amantes del Eco y ha realizado varias exposiciones de pintura.
Pero es Santiago, «un perro que es un artista, en dramas especialista y sabe bailar el son», quien se mantuvo más activo, no solo como el juglar Juan Perro y con la Original Jazz Orquesta de Barcelona, sino como investigador musical. Después de viajar a Cuba, terminó apadrinando al sonero Compay Segundo y produciendo sus recopilaciones para el mercado europeo. Aunque hace poco cumplió 60 años, sigue con su productora La Huella Sonora, y como escritor8, siendo esta última ocupación la que mayor satisfacción le otorga.
Notas:
1.- Talens, J. (2000). El sujeto vacío: cultura y poesía en territorio Babel. Madrid: Ediciones Cátedra. Pag. 256.
2.- Voz, bajo y guitarra principal respectivamente. Por la banda han pasado una decena de músicos más, siendo la posición de baterista la más inestable, pero solo los Auserón y Sierra fueron miembros fijos durante toda la trayectoria de la banda.
3.- Los hermanos Auserón manejaban el colectivo de escritores Corazones Automáticos, nombre bajo el cual firmaban artículos para fanzines independientes sobre pospunk y glam, géneros entonces casi desconocidos en España.
4.- «Ese librito tiene unas imágenes muy misteriosas que hablan de que dentro de cada estanque hay nuevos estanques y nuevos jardines, en el que siempre encontraremos nuevos peces y nuevas plantas. Esa imagen de mundos dentro de mundos me impresionó mucho». Entrevista a Santiago Auserón para la revista Rolling Stone España, 21 de mayo, 2010.
5.- Esta canción forma parte de la historia del rock ecuatoriano, al ser uno de los puntos de partida que tomó el dramaturgo Peky Andino para escribir ‘Kito con K’, obra teatral y grito de guerra de Sal y Mileto.
6.- Panero, L. M. (1988, 11 de junio). Dos muertos en vida. Epitafio y sentencia para una democracia muerta (sobre Santiago Auserón y yo), en El nido del cuco, suplemento cultural de Diario ABC.
7.- Auserón, L. (1997, 21 de junio). «La industria preferiría juntar a Radio Futura que dejarnos ir por separado» en diario El País.
8.- Al margen de innumerables artículos y ensayos breves, ha publicado los libros La imagen sonora: notas para una lectura filosófica de la nueva música popular (1998), Canciones de Radio Futura (1999), Canciones de Juan Perro (2012) y El ritmo perdido (2013).