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La sensibilidad de una voz irreverente

La sensibilidad de una voz irreverente
26 de agosto de 2013 - 00:00

“And who by fire/who by water/Who in the sunshine,/who in the night time,/Who by high ordeal,/who by common trial,/Who in your merry merry month of may,/Who by very slow decay,/ ¿And who shall I say is calling?”

Who by fire,

Leonard Cohen

 

La música de Leonard Cohen es una de las pocas cosas que podemos disfrutar juntos. Su música nos eleva, nos golpea, nos ilumina y nos conduce a lugares recónditos de nuestras almas en las que su voz se hace oxígeno. Esto sucede cada noche cuando él, un amante fiel, en un momento de extrema sensibilidad, regresa a casa y Cohen empieza a sonar en medio de una habitación fría. Leonard Cohen es uno de los músicos más prominentes de la década pasada, que aún logra generar espasmos en los cerebros de todos quienes somos fieles seguidores de su credo poético.

Resulta imposible dejar de escuchar las profundas melodías de este octogenario hombre, en cuyo torrente sanguíneo fluye, cual droga sesentera, la necesidad de escribir y cantar una música ácida que solo unos pocos oídos son capaces de percibir.

La suavidad con la que Cohen seduce al público es evidente, se la observa en sus conciertos y giras mundiales. En uno de sus últimos espectáculos realizado en Londres, en 2008, la calidad musical y sonora fue tan buena, que varios críticos elogiaron la propuesta escénica de este showman.

La profundidad en la voz de Cohen se ha convertido a lo largo de su trayectoria musical, en un elemento que junto con las letras y poemas que escribe, logra llegar hasta los rincones menos conocidos del alma, para trastocarla y producir en ella quiebres que solo los denominados Poètes maudits (poetas malditos) han sabido descifrarlos.

Cohen logra destruir la identidad de los personajes principales que rondan entre las letras de sus canciones y de sus obras literarias, combinando lo sagrado con lo profano, la religión y la sexualidad en un lenguaje lírico, pero que, a pesar de todo, suena un tanto crudo para la sutileza de ciertos oídos.

Las transiciones que se pueden identificar en el tono y la gravedad de la voz de Cohen, son el más claro índice de la madurez musical y emocional a la que logró llegar este poeta y músico canadiense. Durante su juventud su voz se escuchaba clara y cargada de energía, aunque develaba ciertos rasgos oscuros que la convertían en depresiva (esto lo dirían quienes se preocupan de la semiótica de los sonidos).

Conforme los años han atravesado la vida de este poeta, se puede notar claramente la evolución sonora de sus cuerdas vocales. Sin desmerecer sus inicios musicales, es preciso decir que la voz actual de Leonard Cohen es mejor, y se ubica como una de las más potentes y agresivas que, personalmente, he escuchado hasta hoy.

Cronología de un DIOS de origen judío

En 1951, Leonard Cohen ingresó en la Universidad McGill de Montreal y, entre 1956 y 1957, estudió en la Universidad de Columbia en Nueva York, como si siguiera los mismos pasos de uno de sus pocos ídolos: Federico García Lorca, quien ingresa allí en 1929.

El primer poemario de Cohen, Let Us Compare Mythologies, salió a la luz en 1956 y fue editado por las McGill Poetry Series. Aunque solo era un estudiante de primer ciclo, la seriedad y calidad de sus letras fueron decisivas para su futuro literario.

En 1961, The Spice Box of Earth le hizo célebre en los círculos de poesía canadiense. Cansado de los ambientes estrepitosos e inundados de bulla e impertinencia social, Cohen decidió instalarse en la isla de Hydra, en Grecia, en la compañía de la novelista sueca Marianne Jensen. Este fue el escenario propicio para escribir una secuencia de novelas como The Favourite Game (1963) y Beautiful Losers (Los bellos fracasados) (1966) y el famoso poemario Flowers for Hitler (Flores para Hitler, 1964) que le darían un lugar especial en la escena literaria de finales de esa década.

“...la capacidad de sentir se vuelve más real cuando se ha escuchado y se ha leído a Leonard Cohen, por lo menos una vez en la vida...”.Después de su experiencia griega, Cohen regresó a Estados Unidos y comenzó a cantar en diversos festivales de folk de dicho país. Para mediados de la década de los sesenta, Judy Collins hizo de su canción Suzanne un gran éxito. La canción alude a Suzanne Verdal, la ex esposa de Armand Vaillancourt, amigo íntimo de Cohen.

A finales de los controversiales años ochenta, Im Your Man, marca un cambio en su trayectoria en cuanto a escritura y composición. Los sintetizadores irrumpen fuertemente y la escritura de Cohen se torna mucho más comprometida con su pensamiento político, adoptando tintes de humor negro para realzar su crítica social.

Es 1994, Cohen espera publicar su álbum The Future, para retirarse a un monasterio budista en Mount Baldy, cerca de Los Ángeles-California. Dos años más tarde, Cohen es ordenado monje budista zen, como Jikan Dharma con el significativo nombre de “El silencioso”. Parte finalmente de Mount Baldy en la primavera de 1999. Durante su periodo de reflexión espiritual no compuso nada más. Tras varios años de autodescubrimiento y alejamiento del bullicio citadino, surgió Ten New Songs (2001), trabajo muy influido por Sharon Robinson, y Dear Heather, junto con la colaboración de Anjani Thomas.

Dos años más tarde, se estrena el documental Leonard Cohen: Im Your Man, una semblanza que recoge entrevistas y actuaciones en vivo de diversos artistas como Nick Cave, Rufus Wainwright, Jarvis Cocker para un concierto que se realizaría en homenaje de este reconocido canadiense y su prominente trayectoria musical.

Uno de los reconocimientos más célebres que ha recibido Cohen fue ganar el Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 2011. En el discurso dado en la ceremonia de premiación, Cohen hizo referencia a la influencia española en su obra, que incluye las enseñanzas de un guitarrista español a Federico García Lorca y a la guitarra española Conde que posee desde finales de la década de los sesenta.

Temáticas e influencias explosivas

Conocido especialmente por su faceta de cantautor, sus letras son muy emotivas y líricamente complejas. Sus ejes temáticos predominantes son el amor, la religión, las relaciones de pareja y la temas álgidos como la injusticia social y el poder mundial, que se explican a través de juegos de palabras y metáforas poéticas que logran evadir los sonidos convencionales del género folk.

La voz peculiarmente grave de Cohen, ha servido de influencia para muchos otros cantautores de este género, y sus canciones han sido interpretadas por varios artistas, como el uruguayo Jorge Drexler. A causa del pesimismo que irradia su música, ha sido considerado por la prensa mundial como “el depresivo no químico más poderoso del mundo”.

Suzanne, a decir de varios expertos en música, es probablemente la primera canción de Cohen que atrajo la atención de públicos amplios. En esta canción se puede observar cómo mezcla cierto tipo de amor con la meditación religiosa, fusión que igualmente se produce en Joan of Arc.

El tema Famous Blue Raincoat ofrece, en cambio, el punto de vista de un hombre cuyo matrimonio se ha roto debido a la infidelidad de su esposa con un amigo de él. La canción está escrita en forma de carta a ese amigo y le dice: “Supongo que te echo de menos, supongo que te perdono. Debes saber que tu enemigo está dormido y que su mujer es libre” (“I guess that I miss you/ I guess I forgive you... Know your enemy is sleeping/ And his woman is free”), mientras que en Everybody Knows, retoma su sentido espiritual y en una estrofa aborda la cruda realidad del VIH, aunque no directamente. Por otra parte, Sisters of Mercy evoca el amor auténtico (ágape más que eros) que encuentra en una habitación de hotel con dos mujeres, además, describe su aventura con Janis Joplin de un modo poco sentimental.

Cohen puede ser considerado un dios por la posibilidad que brinda a sus seguidores de habitar en mundos alternos en los que se experimentan sensaciones humanas. La capacidad de sentir se vuelve más real cuando se ha escuchado y se ha leído a Leonard Cohen, por lo menos, una vez en la vida.

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