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El Telégrafo

La solidaridad debe llegar a todos quienes necesiten ayuda

12 de septiembre de 2019

Los dramas que viven en todas las ciudades una o varias personas sin duda conmueven al conglomerado que está atento a lo que acontece en el día a día en el país. Uno de ellos es el de una menor de edad que falleció en Guayaquil hace cinco días y que, por la falta de recursos de su familia, aún no ha podido ser sepultada.

A eso se suma que sus padres -según versiones de allegados- son presa de las drogas y no fueron a despedir a su hija recién nacida. Hay temas que por respeto quizás no trascienden a las redes sociales o no se hacen virales, pero en este caso, como excepción, deberían estas herramientas tecnológicas usárselas en función de quienes requieren ayuda inmediata.

Todos los días nos inundan con información “chatarra”, fake news, memes, insultos, notas no confirmadas o descontextualizadas versus aquellas plataformas que cuidan en todas sus formas lo que se publica. Entonces, ¿por qué no hacer uso de esas redes para buscar una solución al problema de un ser humano?, y que esa realidad llegue a oídos de funcionarios municipales, a las instituciones estatales, empresas privadas que trabajan en vinculación con el entorno.

El solo hecho de escuchar que una familia no puede darle cristiana sepultura a un ser querido ya es motivo de cuestionamientos; no es un problema ajeno porque no nos pasa a nosotros. Es parte de la realidad que vive este país y muchos otros, no solo de la región, sino en el mundo.

El dolor se perpetúa en esa desesperación por encontrar una luz en ese túnel donde la oscuridad no da respuestas. Entonces, ¿de quién es la responsabilidad? Más allá de buscar culpables o motivos, es necesaria una política pública integral donde las personas en estado de vulnerabilidad -como en este caso- puedan acceder, sin tanto trámite, a una solución a sus problemas.

Este caso no es el primero ni será el último, pero deja en evidencia que hay sectores desprotegidos donde no solo hace falta educación, seguridad y salud sino también solidaridad. La bebé ya descansa en paz. (I)

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