La restricción vehicular “Hoy no circula” arrancará con retos para los conductores quiteños. La primera de todas: acostumbrarse a dejar el auto en casa un día a la semana. ¿Será un cambio cultural? Seguramente el Municipio de Quito hará mediciones del impacto de su medida.
Sin embargo, puede ser conveniente medir si los índices de contaminación del aire mejoran o, incluso, si el ruido disminuye. En este sentido, el Cabildo ha dado un paso inteligente. La Ley de Tránsito promueve la electromovilidad y los transportes no contaminantes y permitirá que para los propietarios de esos vehículos solo aplica el Pico y Placa; es decir, solo 6 horas diarias.
Otro indicador de un cambio será ver si más personas optan por medios alternativos, como bicicletas, scooters o simplemente caminar. Habrá quienes se organicen para compartir vehículos, como las denominadas iniciativas de carpool aplicadas en otras latitudes. Seguramente aparecerá más de una idea creativa para movilizarse durante el “Hoy no circula”.
Bajo el escrutinio estarán los conductores de buses y taxis. Los técnicos determinarán cómo se comporta el sistema de transporte público en las horas pico y en los horarios de de menor flujo vehicular. Los usuarios (pasajeros) serán los primeros en evaluar cómo los choferes profesionales brindan el servicio. No está por demás pensar que hasta pueden reducirse los accidentes de tránsito.
La capital se adaptará a un cambio importante en su movilidad y su cultura. Los choferes sindicalizados deberán pensar en la ciudad y también hacer una evaluación técnica. Sus aportes permitirán construir un mejor plan de movilidad. El único reclamo hasta ahora ha sido en función de sus intereses económicos. De a poco han aceptado el cambio, pero ha sido un fuerte muñequeo con las autoridades.
Hay decenas de aprendizajes nuevos para la ciudad y que deben ser tomados como semilla para pensar en una ciudad diferente, más respetuosa por el ser humano. El éxito del “Hoy no circula” hará evaluar si este tipo de medidas sirve para pensar más en los peatones y usuarios de transporte público. Y, quizás, puede servir para que otras ciudades del país opten por implementar también esta medida. (O)