En los últimos años, Guayaquil se ha empecinado en convertirse en destino turístico. Ha encontrado un nicho especial de mercado: el turismo empresarial, el de las convenciones. Ya cuenta con la infraestructura necesaria (hoteles y servicios), solo falta publicidad internacional. Estas son las visitas que más recursos dejan.
En esa línea se ubican eventos como la Comic Con y ahora la Feria del Libro, cuya clausura es hoy. Esta probablemente sea la que mejor ha organizado la ciudad, todo un mérito del Municipio local.
Las ferias del libro tuvieron un triste inicio en la Perla del Pacífico. En las primeras ediciones la desorganización primaba; se vendían quesos y jamones junto a los stands de librerías religiosas.
Ahora grandes figuras de la literatura han llegado a la ciudad, lo que le da prestigio a la feria. Allí están Leonardo Padura y Álex Grijelmo, dos gigantes del español. Sus charlas han sido calificadas por los especialistas como enriquecedoras.
La vara se ha puesto alta para la próxima feria del libro de Guayaquil y también para la de Quito. La de 2017 debe ser el modelo a seguir, por ello hay que fijarse la meta de traer a un Nobel de Literatura. (O)