La semana termina muy mal para México. La violencia sigue rampante y ahora se concentra en sus atractivos turísticos: Acapulco y Cancún. En la primera ciudad un cruento motín carcelario dejó 28 muertos.
La guerra contra el narcotráfico no ha significado la disminución de la violencia. ‘El Chapo’ Guzmán guarda prisión en Estados Unidos, pero los carteles siguen rampantes disputando el territorio y asolando a las ciudades y comunidades.
A eso se suma la pobre participación del presidente Enrique Peña Nieto en la cumbre del G20 en Alemania. Delante de él, su homólogo de Estados Unidos, Donald Trump, le reiteró su deseo de que los mexicanos paguen el muro fronterizo. Toda una afrenta sin que haya ningún tipo de reclamo.
Peña Nieto llegó al poder aupado por los mercados financieros y los grandes grupos mediáticos. Llevó a cabo reformas neoliberales lo que le valió aplausos de la derecha internacional, pero su gestión poco ha ayudado para resolver los problemas diarios de sus ciudadanos.
Ojalá México recupere ese discurso feroz de antaño de defensa de su soberanía frente a un vecino que lo insulta constantemente. Latinoamérica lo extraña. (O)