Jaime Nebot, líder de la alianza Partido Social Cristiano-Madera de Guerrero (PSC-MG), figuraba desde el año pasado en todas las encuestas de intención de voto de cara a las elecciones presidenciales del próximo año. La posibilidad de que el político de 73 años optara por sellar su carrera de casi 40 años con su tercer intento de llegar a la jefatura de Estado se veía como cierta.
En la mayoría de los casos, entre un 10 y un 20% de los participantes en los sondeos han mostrado su preferencia por el exgobernador de la provincia del Guayas, exdiputado y exalcalde de Guayaquil durante 19 años. Números que pueden ser insuficientes si se quiere optar por la primera magistratura del país.
Por eso no resulta descabellado pensar que el anuncio hecho por Nebot la noche del jueves sobre su no participación en los comicios 2021 tuvieron que ver con lo que arrojan los análisis preelectorales.
Hay que recordar que sus expresiones hacia los indígenas durante el paro nacional de octubre no fueron bien recibidas; asimismo, las primeras acciones de su coidearia y actual alcaldesa, Cynthia Viteri, durante la pandemia generaron rechazo; además, está el hecho de que el fallecido prefecto del Guayas, Carlos Luis Morales, acusado de actos de corrupción llegó al cargo con el apoyo de la alianza PSC-MG.
Aunque los votos no son endosables, la decisión anunciada por Nebot crea la incógnita de quién ocupará el espacio que deja el excalcalde en los próximos comicios. El líder político anunció que su partido sí presentará un candidato; pero resulta difícil creer que otro miembro de su grupo pueda reemplazarlo, por ahora, incluso si Nebot no tenía opciones presidenciales.
Otra opción de la derecha ecuatoriana para 2021 es una nueva candidatura de Guillermo Lasso; algo posible si se observa el trabajo en territorio que ha venido realizando el exbanquero, aunque él niega que se trate de campaña anticipada.
En cualquier caso, la declinación de Nebot abre perspectivas para aspirantes incluso de otras tendencias; no obstante, ello resulta incierto en un panorama electoral en el que priman aún más las dudas que las certezas. (O)