Los ecuatorianos nos enteramos de que nuestros datos fueron filtrados y cayeron en manos de personas u organizaciones.
Ya a finales del siglo XV, Francis Bacon afirmó que “el conocimiento es poder”, es decir, que las personas que tienen esa información ejercen algún tipo de dominio sobre sus pares, por eso cabe preguntarse: ¿De qué sirven los datos que se filtraron? Al delincuente, para tramar cualquier tipo de estafa; a los bancos, para conocer nuestros hábitos financieros; y al comerciante, para perfilar en detalle las costumbres de consumo.
Al contrario de lo que ocurre en muchos países del mundo -en los cuales existen bases de datos certificadas- nosotros, como usuarios, entregamos información involuntariamente sin conocer su destino. Todo esto nos deja indefensos en medio de la gran autopista de la web.
Ante eso, el Gobierno anunció que invertirá $ 11 millones para proteger los datos de los ecuatorianos; además, dio a conocer que la información que poseen las entidades públicas de los ciudadanos de este país se alojará en un centro de la Corporación Nacional de Telecomunicaciones, en Quito.
Desde Carondelet se remitirá en cuestión de horas una ley de protección de datos, con la cual se busca que la información sea manejada de una forma correcta, y que actos como el robo o la venta sean sancionados de una manera clara y específica. El Gobierno busca cumplir con su misión de precautelar los datos de los ecuatorianos.
Queda preguntar, desde el lado de los ciudadanos, ¿qué debemos hacer para cuidar la información sobre nuestras vidas? Lo primero es tener conciencia de que una contraseña, ya sea la del cajero automático o la de una red social, es como la llave de la casa. ¿Usted repartiría la copia de la llave de su vivienda a familiares, amigos, vecinos y conocidos?, entonces cabe preguntarse, cuál es la razón para confiar a terceros la contraseña del banco, la del IESS o la del smartphone.
Cuando hagamos conciencia de que el mundo gira hacia lo digital y nos alfabeticemos para entenderlo, avanzaremos como seres individuales y seremos un aporte para la sociedad. (O)