En los últimos 20 años o más, alrededor de 750.000 personas perdieron la vida en terremotos o tsunamis. Ecuador no ha sido ajeno a los sismos, uno de los más poderosos fue el de 1906 en Esmeraldas (8,8 grados en la escala de Richter) cuando murieron alrededor de 1.500 personas, tanto en el país como en la vecina Colombia.

En ese entonces, el terremoto se produjo a lo largo del límite entre las placas de Nazca y la Sudamericana, y fue causado por la subducción de ambas placas. Esto también ocurrió en el último sismo que afectó a Pedernales, Portoviejo, Manta y varias zonas de Manabí.

“Si bien la pérdida de vidas en Ecuador por el terremoto de 7,8 grados es considerable, no será como la cifra alcanzada en Nepal cuando sufrió un sismo de igual magnitud en abril del año pasado”, explicó Robert Glasser, jefe de la Oficina para Reducción de Desastres de las Naciones Unidas en el portal de la fundación Thomson Reuters.

¿Por qué el impacto será menor? “La diferencia puede explicarse al menos en que Ecuador ha prosperado y tiene mejores estándares y códigos de construcción”, indicó Glasser.

El experto expresó que tanto Japón como Ecuador han invertido considerablemente en técnicas de ingeniería y en grandes proyectos. “Si bien no siempre es posible evitar los daños salvajes de un terremoto, sí podemos minimizar el impacto y salvar vidas”.

Glasser recuerda que alrededor de 3 billones de personas viven en zonas de alto potencial sísmico en el mundo, en donde la concienciación y prevención sobre los desastres debe ser una constante en el lugar de trabajo, hogar y escuela.

Desde el sismo de Pedernales, el último sábado, se registraron más de 540 réplicas que, aunque menores, causan alarma en la población. Ante ello, expertos como Glasser aconsejan mantener la calma y buscar un lugar seguro, alejado de vidrios, postes o árboles, y esperar que pase el evento. También enfatizó seguir solo instrucciones oficiales. (I)