Guayaquil se llenó de superhéroes y zombis
Superman inició su recorrido vigilando que todo estuviera en orden. Esta vez no voló, decidió caminar para saludar a las personas que, emocionadas, deseaban una foto con él. Minutos después se encontró frente a frente con el Capitán América, quien también tenía un séquito de admiradores. El grupo creció cuando a los dos superhéroes, de traje azul, se sumaron Spiderman y Sue Storm, la mujer invisible de Los 4 Fantásticos. Y a ellos se unieron Batman y Thor, el dios del rayo.
De esta forma, los seis míticos personajes unieron fuerzas para enfrentar a docenas de zombis hambrientos, de carnes putrefactas y aspecto amenazador que, en una tarde fresca y de poco sol, rodeaban un centro comercial en el norte de Guayaquil. El enfrentamiento prometía ser épico, más cuando llegaron nuevos supermanes, más hombres araña, princesas, guasones, hadas y varias Harley Quinn, del Escuadrón Suicida. Al final todos se unieron para disfrutar del Halloween.
Esta celebración que, según historiadores data de hace más de 3.000 años, nació de un festival realizado por el pueblo celta en el que, de acuerdo con sus creencias, los espíritus de los difuntos caminaban entre los vivos. Y a través del tiempo se convirtió en una tradición que, aunque tiene numerosos detractores -quienes arguyen que se trata de una fiesta pagana y que rinde culto a demonios-, cuenta con más adeptos, que aprovechan esta celebración para dar rienda suelta a su imaginación y crear los más originales disfraces.
Hombres, mujeres y niños gozan de este festejo, y fue así como, durante un fin de semana, Guayaquil se llenó de superhéroes y zombis, los disfraces preferidos. Como en aquel centro comercial, donde los niños se volvieron superhéroes. Tal fue el caso de Michelle, de 8 años, una pequeña Mujer Maravilla que llegó con sus padres Jorge Merchán y Laura Sánchez. “Cada año la disfrazamos, a ella le gusta mucho y disfruta cuando lo hacemos. Para los niños, esto es un juego”, comentó el progenitor de la infante, quien parecía estar lista para usar sus superpoderes junto a los supermanes y a los spiderman, de entre 5 y 12 años, que convirtieron el mall en un improvisado salón de la justicia.
La misma escena se replicó en otros centros comerciales, donde los adultos mostraron su destreza en el arte del maquillaje y por unas horas recordaron esa infancia cuando jugaban y se disfrazaban sin temor al qué dirán.
Pero la fiebre del Halloween no es exclusiva de los humanos. Las mascotas también vivieron su momento de diversión en otros sitios de la urbe porteña. Uno de ellos fue el Parque Jerusalén, más conocido como Parque de Urdesa, en la avenida Víctor Emilio Estrada. Aquí apareció Superman junto a un militar, una cavernícola y dos seguidores de Barcelona y Emelec, que a diferencia de los hinchas humanos, compartieron en paz aquel espacio para el esparcimiento y la diversión. ‘Cuqui’, vestida con la camiseta amarilla del ‘Ídolo’, y su hermana ‘Rebecca Rabitt’, llegaron al parque con sus ‘padres’, Emiliano Fara y Andrea Loor, para participar en una feria en la que hubo un concurso de disfraces para mascotas. Andrea, entusiasmada, afirmó: “Este tipo de eventos debería hacerse a menudo, así los animalitos pueden salir con la gente e integrarse, pues también hacen parte de la familia”.
‘Russio’ fue uno de los más aclamados por los asistentes. Este ‘pequeño’ labrador de 4 años e imponente contextura, estaba con María Inés Mármol y todos querían tomarse una foto con él. “Yo tengo a ‘Russio’ desde pequeño, es como un hijo para mí. Estas actividades permiten que la gente aprenda a querer más a los animales”, indicó la dueña del perro, mientras este con calma se dejaba acariciar.
Una Superchica fue ‘Pao’ (foto), una french poodle que llegó al festival con su hermana ‘Sofía’, que se vistió de militar, y su familia humana: Mariana Vallejo y su hija, María Fernanda Hidalgo. También estuvo ‘Valentina’, una bulldog cavernícola; y ‘Lulú’, una bulldog inglesa con falda roja. Kat Delgado, animalista del Refugio PANA, recogió donaciones para los 30 animales rescatados que tiene en su hogar. Según ella: “Hay que crear conciencia de que los animales no son objetos, son parte de nuestra familia y nuestra sociedad”.
Con ella coincidió Viviana Vásconez, de la fundación Rescate Animal Ecuador, para quien “es importante que haya espacios públicos para que las familias acudan con sus animales y puedan caminar, comer algo, distraerse”.
Cuando terminó Halloween los disfraces y maquillajes desaparecieron y la gente volvió a su rutinaria normalidad. El próximo año regresarán los superhéroes y los zombis. Mientras tanto, el ambiente se viste de fiesta porque la Navidad ya se encuentra a la vuelta de la esquina. (I)