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El Telégrafo
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Los recorridos teatralizados de esta fundación ya tienen réplicas en Popayán y Pasto (Colombia)

Las piedras del centro guardan historias que narra Quito Eterno (Galería)

Los ritos, santos y estética de cada una de las órdenes religiosas que pobló el Centro Histórico de Quito desde La Colonia están presentes en las fachadas de 7 templos a través de símbolos peculiares. Fotos: Fernando Sandoval / El Telégrafo
Los ritos, santos y estética de cada una de las órdenes religiosas que pobló el Centro Histórico de Quito desde La Colonia están presentes en las fachadas de 7 templos a través de símbolos peculiares. Fotos: Fernando Sandoval / El Telégrafo
02 de abril de 2015 - 00:00 - Redacción Cultura

La elocuencia de los barberos es atemporal. No importa que, en el Centro Histórico de Quito de los últimos 3 siglos, hayan reemplazado la extravagancia de un cuello grande por la pulcritud de un mandil blanco, sus charlas siempre contienen grandes anécdotas. Historias que extraen de sus clientes mientras les pasan una navaja por el rostro, con la complicidad de testigos sedentarios, curiosos y confiables.

Pero los barberos quiteños del siglo XVIII no solo actuaban en los recovecos de sus peluquerías, sino que integraban las procesiones de Semana Santa como invitados destacados. El actor Adrián Gutiérrez interpreta esa dimensión del oficio contando curiosidades de rincones soslayados pese a su espectacularidad: las fachadas de 5 iglesias del centro capitalino.

La Ruta Espiritual planificada para este Viernes Santo y Sábado de Gloria incluye a 9 personajes que resaltarán el valor patrimonial de conocer el pasado más que la religiosidad implícita en este ritual.

El día en que Gutiérrez le explicó a este diario la ruta que llevará a centenares de observadores a un viaje a través del tiempo, en grupos de 20 personas, otro de los narradores, quizá el más controversial, tuvo que dejar su capa de diablo quiteño de lado pues había nacido su hija. Javier Cevallos Perugachi, quien también integra el proyecto Quito Eterno es un padre amoroso que interpreta al señor de las tinieblas.

Los demás personajes de antaño son: un alma del purgatorio, una beata, un artesano y la pintora Brígida Salas (ambos del siglo XVII), Manuela Espejo, Manuela Sáenz e Isabel de Santiago.

La Catedral Primada de Quito

La fachada del primer templo que visitarán los personajes citados ha tenido como testigos distraídos a los protagonistas de todas las gestas históricas llevadas a cabo desde la fundación de la ciudad.

Edificada entre 1562 y 1565, la Catedral se distingue del resto de iglesias no solo por ser probablemente la más antigua de Sudamérica o el templo católico de mayor jerarquía en el país, sino por un domo, una buhardilla bajo la cual la puerta principal no da al altar mayor debido a la existencia de un precipicio en la parte lateral, el que fue rellenado.

El antecedente de esta colosal construcción fue una capilla de adobe y madera, con techo de paja, levantada, antes del asentamiento de la Plaza Mayor, por el presbítero Juan de Rodríguez, nombrado párroco, en 1534.

Iglesia de la Compañía de Jesús

El estilo barroco de este lugar patrimonial se forjó en piedras traídas del volcán Antisana, desde 1605. Las columnas salomónicas, en forma de espiral, la hacen imponente junto a las efigies que dirigen su mirada hacia el cielo como una forma de dirigir la perspectiva de los fieles que la visitan.

El diseño arquitectónico, cuyas referencias se tomaron de 2 emblemáticos templos jesuitas de Roma -Il Gesú y San Ignacio-, se ha conservado pese a los deterioros causados por el paso del tiempo, la acción humana, las intervenciones inadecuadas y otros daños, entre los cuales se cuentan los provocados por el sismo de marzo de 1987.

Como un cofre de piedra volcánica que sobrevivió a un terremoto, la fachada de La Compañía resguarda una ornamentación interna constituida por láminas de oro.

Iglesia de San Francisco

La más grande plaza del centro alberga a un templo fastuoso. Muchas de sus columnas son netamente ornamentales, no cumplen la función de sostener la estructura tanto como su embellecimiento.

Su estilo manierista ha seducido desde su creación, la cual tomó siglo y medio, trascendiendo fronteras al punto de que Carlos V declaró que la inversión que la hizo posible debería hacerla visible hasta en Madrid.

Una hipérbole que resulta mágica al mirar sus torres, fáciles de distinguir desde las elevaciones aledañas al Centro Histórico y las cuales se ven rodeadas de palomas que se alimentan sobre las piedras de la Plaza de San Francisco o beben de la pileta enclavada en su centro.

El conjunto de la obra refleja el afán estético del santo que le da nombre de conservar la tipología clásica de los monasterios del Medioevo. El resultado fue un frontis  que oculta, además del oratorio que sirve como eje, las galerías claustrales que contienen celdas clausuradas, el refectorio, la sala capitular, la bodega y el locutorio.

Iglesia del Carmen Alto

Las fachadas de más reciente construcción (1653) en esta Ruta de Leyenda brindan un testimonio visible de la reconstrucción que tuvo que hacerse en ella luego del terremoto acaecido durante la segunda mitad de la década del 80 en la capital. Las Carmelitas, en forma de estrellas ornamentales, definen la orden a la que pertenece esta iglesia.

Sobre esa congregación, el barbero cuenta, mientras sostiene las cadenillas de su incensario bamboleante, que el oratorio del Carmen Alto, junto al Arco de la Reina, tiene sus orígenes “en el Monte Carmelo, actual territorio de Israel, en el que el profeta Elías enfrentó a algunos sacerdotes paganos para demostrar cuál era el Dios verdadero”.

Las llamaban las “Carmelitas descalzas” por el rito de penitencia que realizaban, uno que los barberos sí conservaron hasta las procesiones decimonónicas, junto a otros oficios que los hicieron célebres.

Iglesia de Santo Domingo

Se distingue por su torre única además de la estatua del Mariscal Antonio José de Sucre que está ubicada en el centro de la plaza que le antecede. Los símbolos dominicos hacen juego con el Arco bajo la Capilla de la Virgen del Rosario, que da paso al tradicional barrio de la Loma Grande.

Las columnas dóricas aquí dan cuenta de la influencia griega: en su parte superior (capitel) están conformadas por un ábaco o tablero que termina en una moldura convexa llamada equino. La base, de la cual el nombre arquitectónico es basa, no existe, es una pieza ausente. El recorrido busca una interacción con los actores de Quito Eterno, quienes buscan mediar la llegada de saberes sobre el patrimonio material hacia los participantes. (F).

DATOS

La investigación y puesta en escena son el hilo conductor de la Fundación Quito Eterno, organizadora de eventos culturales itinerantes desde su creación hace 13 años.

Los intérpretes son Javier Cevallos Perugachi (diablo quiteño), Adrián Gutiérrez (barbero), Andrés López (artesano), Carmen Ruiz (beata), Lucía Yánez (Manuela Espejo), Lorena Oñate (alma del purgatorio), Damariz Báez (pintora Brígida Salas), Gabriela Mena (Isabel de Santiago) y María Gabriela Arboleda (Manuela Espejo).

El costo y los horarios del recorrido teatralizado van de $ 6 a 8; a las 17:00, 18:30 y 20:00 ([email protected]).

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