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El Telégrafo
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El libro se presentó el pasado 9 de marzo

La Amerika de Oliveira, un golpe a la córnea

Estudió artes visuales en el Instituto Tecnológico de Artes de Ecuador (ITAE).
Estudió artes visuales en el Instituto Tecnológico de Artes de Ecuador (ITAE).
Foto: José Morán / El Telégrafo
19 de marzo de 2016 - 00:00 - Redacción Cultura

En 2014, el artista José Oliveira (Guayaquil, 1987) expuso en la galería de arte NoMínimo la primera versión de Amerika, una serie de fotografías, retratos y dibujos que se conjugaban para simular un panorama común. Esa vez, en la muestra colectiva ‘L.O.S.’, junto a Xavier Coronel, Jorge Morocho y Leandro Pesantes, Amerika fue uno de los objetos que mayor impresión causó entre los visitantes a la exposición.

Casi dos años después Oliveira vuelve a presentar Amerika en el mismo lugar, con más retratos, más fotografías de instantes y textos. Hay, en total, 176 fotografías, 24 collages, entre los cuales constan más de 50 personas que comparten un sentido del arte o algún tipo ideal próximo. Esta vez el formato es un libro. Oliveira armó un recorrido visual entre sus diarios y los momentos que iban sucediendo, captados con una cámara de 35 milímetros, una Pentax K1000, una Leika o un sencillo iPhone.

El recorrido inició en la playa de San José, en marzo de 2013, y termina su primera etapa el mismo mes de 2014. Después de un primer año de tránsitos y de intentar hacer un libro de fotografía que se escapara de la linealidad tradicional, Oliveira retoma su trabajo en mayo de 2014 hasta agosto de 2015.

“Amerika —dice Oliveira— es un recorrido de dos años de idas y venidas. Un recorrido con retratos”. El libro, según Oliveira, pudo llamarse ‘Retratos de la juventud ecuatoriana de principios del siglo XXI’ o ‘Mis amigos y yo pasando un buen tiempo’. Su interés con este trabajo pasaba por cómo darles a sus imágenes un contexto que se apropie del papel. “Puedes haber experimentado lo mismo que todo el mundo: un atardecer, o una fiesta, ¿cuál sería tu experiencia allí?, tu evidencia de vida”.

Mientras inició su recopilación de imágenes con una pequeña cámara de 35 milímetros empezó a leer K, el libro de Roberto Calasso en el que resignifica la obra de Kafka para darle una nueva lectura.

“Calasso usa una historia de Kafka dentro de otra historia”, dice Oliveira. Él, con imágenes, trata de resignificar momentos, darles una sintonía a espacios que parecerían adversos a través de su montaje. Sus imágenes no se leen ni tienen un significado en la individualidad, sino en su conjunto.

El trabajo de Oliveira se cruza con las posibilidades que plantea, por ejemplo, Juergen Teller, un fotógrafo que inició su trabajo en la misma década en la que Oliveira vivía su infancia: los 90. Su primer encuentro con Teller fue en 2009, cuando tenía 22 años. De él aprende “no tener miedo a las ideas más comprometidas, ni al flash ni al descuadre”.
Antes de Teller están las referencias de Terry Richardson, Herb Ritts o Robert Frank, todos ellos alternando un orden fotográfico convencional.

Según relata en uno de los ensayos que figuran tipografiados —y no en manuscrito como hubiera querido— su mayor búsqueda con todo esto es tener el impacto adecuado.

“Un golpe directo a la córnea, para explotar en algún efecto deseado; sea cual sea. Odio, amor, repulsión, confusión, lucidez, engaño. Todo se vale. Tenemos tiempo para debatir y aceptar que es mejor tener madera para navegar entre imágenes y naufragar por doquier”, escribió Oliveira antes de viajar y distanciarse del material previamente obtenido con el objetivo de poder ir luego a su encuentro.

Para el autor de Amerika, muy pocos trabajos en el arte se pueden hacer íntimos y muy pocas cosas íntimas se pueden hacer públicas. “Lo que hace el libro es estar en la mitad. No puedo separar esto de una u otra cosa. Hay muchos artistas que limitan su intimidad con el nombre, y es bueno separarla. Adrián Balseca, por ejemplo, lleva muchos símbolos nacionales a una potencialidad mayor a través del arte. Como el auto, el cóndor. Cuando ves una obra de él no puedes decir nada de él. Cuando ves a estas personas no puedes decir nada sobre mí. Quizás sí, leyendo un poco”, dice el autor. (I)

En las fotografías que integran este trabajo, Oliveira juega con los momentos, las palabras que pueden incomodar para producir gestos e imágenes sin ensayo. Foto: http://amerikabook.tumblr.com/

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