La artista combina su trabajo anterior
La transición lenta de Pamela Hurtado abierta en NoMínimo
Para Pamela Hurtado, lo bello que podría representar un bordado es también una forma de jugar con ironía con respecto a un sistema patriarcal. A través de cuadros cargados con colores violetas, azules, rojos, verdes y amarillos, expone Übergang-Langs, que se traduce del alemán al español como Transición-lenta.
Para la artista, esta transición lenta pasa de aquellas obras sobre violencia de género -de su experiencia personal-, el trabajo femenino mal remunerado a un diálogo con elementos de la infancia a través de la ironía.
En esta muestra, que se presenta en la Galería NoMínimo hasta el próximo 6 de diciembre, Hurtado no deja de lado aquellos patrones flores que trabajó aproximadamente cinco años en su obra anterior. Los intercala jugando con formas geométricas, colores, pájaros y mariposas.
“Todo esto es una catarsis”, explica sobre su obra que inició con el trabajo sobre mandalas -distantes en forma a los tradicionales- como una idea de curación, según su origen budista.
En Transición-lenta, la ironía que busca la artista está representada en el diálogo de los elementos de los cuentos de la infancia.
Usa aquellos personajes que se vuelven monstruosos en los cuentos de hadas de forma obsesiva. Los tiene tanto en bordados, trabajo que inició en 2013, o en cerámica. Los retrata en diferentes series, enfrentándolos y hasta los encierra en cápsulas como una alegoría sobre el recuerdo. Los bordados se presentan como una forma tradicional de trabajo femenino en el cual -considera Hurtado- la mujer se expone y expulsa experiencias personales.
Para la artista, esta serie es una manera de jugar con los recuerdos sobre los relatos aterradores que se acostumbran a contar, como La Cenicienta, Los tres chanchitos y la Caperucita Roja, paralelamente a su trabajo anterior.
“Aunque piensas que estás curada eso siempre queda ahí. Creo que en mi obra siempre me voy a referir a eso”, explica Hurtado. (I)