Debate sobre propiedad de obras, tras polémica
El artista Amaru Cholango, ayer, al pie de la Iglesia de la Catedral, en la plaza de la Independencia (Centro Histórico de Quito), instaló una estructura metálica de dos metros de largo y de ancho, que representaba una “ratonera gigante”. Desde dentro de la caja metálica y a través de las mallas que recubrían la estructura hablaba sobre cultura, libertad y justicia. “Yo soy Amaru Cholango, artista reconocido internacionalmente y estoy encerrado aquí para conversar sobre la libertad y la justicia, que solo son para algunos”, decía a los curiosos que se acercaban a preguntar el porqué de su encierro.
Este es el resultado de una controversia que mantiene con la Fundación Museos de la Ciudad (FMC), aunque dijo que la instalación no tiene nada que ver con aquel problema y que es un artista que quiere hablar de cultura.
Pero al ser cuestionado sostuvo que se asesorará legalmente para seguir un proceso -si es necesario- contra la entidad. Que de no llegar a un acuerdo acudirá al Ministerio Coordinador de Patrimonio Cultural y Natural para asesorarse sobre las normas de propiedad intelectual que le asisten.
El argumento para el proceso legal es el daño a la obra y una indemnización de 48.000 dólares. Dejó fuera al Ministerio de Cultura, pues a su criterio hay mucho papeleo burocrático en esa institución.
Dicha controversia tiene que ver con un “supuesto” irrespeto a la obra “Las carabelas de Colón todavía navegan en tierra” porque, según ha dicho el artista, ésta experimentó una transformación con la que él no estuvo de acuerdo. La respuesta de la fundación fue pública desde la tarde del martes pasado.
Antecedentes
En octubre de 2011 el artista expuso una retrospectiva (1986 y 2011) en el Centro de Arte Contemporáneo (CAC). Entre sus obras constaba la instalación “La carabelas de Colón todavía navegan en tierra”. Para la elaboración se usaron 20 canoas, las que, en principio, serían copadas con petróleo, pero por ser un elemento muy contaminante, usaron aceite quemado.
Luego de la exposición, cuando el artista no había retirado las canoas, la Secretaría de Ambiente del Municipio de Quito recomendó que fueran incineradas por considerarlas tóxicas. Pero el presupuesto no existía y fueron a parar al patio trasero de la galería hasta septiembre de 2012.
Luego, por acción de la lluvia, del sol y demás agentes externos las canoas dejaron de ser tóxicas y, al estar en el patio, fueron requeridas por los vecinos del barrio San Juan, quienes estaban inmersos en un proyecto comunitario en el que también intervenía el CAC. Así, pasaron a ser unos maceteros. Aquel hecho es de lo que se queja el artista.
Se abre un debate
Al finalizar la exposición, en diciembre de 2011, Cholango acudió al CAC con un camión para retirar las 10 canoas que él había llevado. Sin embargo, la institución no las entregó porque para ello era necesario presentar un acta de entrega y recepción, trámite que no se realizó.
Las canoas habían sido retiradas antes del final de la exposición porque causaron intoxicaciones en algunas de las personas del público y del personal del CAC. Además, se habían empezado a romper, pues el aceite quemado llegó a penetrar la madera.
Entonces, como no podían ser embodegadas en un lugar cerrado, se colocaron en el patio trasero del CAC. Pedro Cagigal, director de esa institución, explica que hubo varios pedidos por parte de los miembros de proyectos comunitarios que han sido albergados en el CAC. Todos fueron negados.
Pero una vez que el proyecto de huertos urbanos del barrio San Juan tomó las canoas y las convirtió en maceteros, el CAC pidió entonces a la Secretaría del Ambiente un nuevo estudio, en el que las canoas fueron declaradas no tóxicas, debido al tiempo que habían permanecido a la intemperie.
De las 20 canoas utilizadas en la instalación, 10 -de 2.10 metros- pertenecían al artista. Las otras 10 -de 5.95- fueron financiadas por la FMC. Son solo estas últimas las que están siendo usadas como maceteros. Las de Cholango se encuentran embodegadas.
Hace poco menos de dos semanas, Cholango volvió al Ecuador para la presentación del catálogo de la exposición, que incluía un performance del artista. Sin embargo, la actividad no se llegó a realizar por la polémica sobre el uso de las canoas y la calidad del catálogo.
Según Cagigal, el problema se genera porque la única solución que propone el artista es la venta de la obra en casi $ 50 mil. “Él aceptó que se incineraran. Ahora no le interesa llevárselas. Él reclama $ 48 mil. La obra es una instalación que tiene muchos elementos. Somos un Centro de Arte Contemporáneo, no tenemos una colección permanente ni bodegaje especializado. No somos un museo”.
Además, indica que “el señor Amaru Cholango y el CAC nunca tuvieron un contrato”. Para Cholango, él y la obra están siendo irrespetados por el uso que se les da a las canoas.
Ana Rodríguez, directora Ejecutiva de la Fundación Museos de la Ciudad, explicó en un comunicado publicado ayer que la institución que dirige “sostiene que las canoas constituían un recurso artístico únicamente dentro del contexto de la exposición”, y precisaba más adelante que en una obra como la de Cholango, que es una instalación, los objetos que la componen se convierten en desechos en cuanto acaba la exposición.
Una instalación es una obra de arte que está formada por objetos. A menudo es transitable y el público puede interactuar con ella. Es una pieza de artes plásticas que no puede definirse como pintura, escultura, dibujo o grabado. Es el caso de Cholango, cuya obra “Las carabelas de Colón todavía navegan por tierra” estaba compuesta por canoas, objetos cotidianos.
En ese sentido, la Ley de Propiedad Intelectual concibe los derechos de autor en dos dimensiones: derecho patrimonial y moral. En el caso del derecho patrimonial, las canoas, como objeto, pertenecen a la FMC.
Es decir, el reclamo de Cholango podría solo producirse en el plano del derecho moral. Sin embargo, antes de seguir acciones legales como una demanda, el primer paso debe ser emprender una acción en el Instituto Ecuatoriano de Propiedad Intelectual (IEPI).
Andrés Ycaza, presidente del IEPI, indica que los derechos morales, establecidos en el Art. 18 de la Ley de Propiedad Intelectual, en una discusión como la de ahora solo podrían aplicarse en su literal c), según el cual el artista tiene el derecho de “oponerse a toda deformación, mutilación, alteración o modificación de la obra que pueda perjudicar el honor o la reputación de su autor”.
Sin embargo, dice Ycaza que el uso que reciben las canoas como maceteros no constituye ninguna de las especificaciones anteriores.