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Las cartas de Rilke a su madre son publicadas por editorial Encuentro

En una de las cartas Rainer María Rilke confiesa abiertamente que no quiere a su madre y lo atribuye a su dificultad para amar a las mujeres.
En una de las cartas Rainer María Rilke confiesa abiertamente que no quiere a su madre y lo atribuye a su dificultad para amar a las mujeres.
Imagen: Libertad Digital
07 de diciembre de 2018 - 00:00 - Redacción Cultura

Rainer María Rilke, uno de los grandes poetas de todos los tiempos, escribió miles de cartas cuidadas como sus versos, entre ellas las 26 que dirigió a su madre en Navidad, con la que nunca pasó esa fecha. Unas misivas que se publican ahora y que muestran la falta de amor entre ellos.

Cartas a mi madre es el título del libro que acaba de publicar la editorial Encuentro, con las misivas del poeta checo (Praga, 1875- Valmont, Suiza, 1926).

“De las 134 cartas que Rilke escribió a su madre a lo largo de 30 años -desde 1896 a 1926- destacan por su homogeneidad de contenido y de su tono las 26 cartas navideñas enviadas de 1900 a 1925”, escribe en el epílogo del libro Antonio Pau, experto en Rilke.

Un libro del que se deduce, en opinión de Pau, que “Rilke ni quiso ni fue querido nunca por su madre” y que de las más de 10.000 cartas que escribió (a más de 1.000 corresponsales), estas formaban parte de su obra literaria.

“La veo raras veces, pero, como sabes, todo encuentro con ella significa para mí una especie de recaída. Cuando no tengo más remedio que ver a esta mujer alocada, irreal, sin la menor relación con nada, entonces siento, como ya me sucedía de niño, la necesidad de huir de ella, y temo íntimamente, a pesar de los años transcurridos, no estar lo suficientemente lejos de ella...”, escribe Rilke.

En una de las cartas, traducidas por Leonor Saro, Rilke confiesa que no quiere a su madre, y lo atribuye, recuerda Pau, a su dificultad para amar a las mujeres. “No, no soy un enamorado: este asunto me conmueve solo desde fuera, quizá porque nadie me deja conmovido nunca enteramente, quizá porque no quiero a mi madre”, escribe.

Tras el último encuentro con su madre en Munich, en 1915, Rilke escribe, 11 años antes de su propia muerte: “Ay, dolor, mi madre me derriba / Piedra a piedra yo me había levantado / y ya estaba en pie, como casa pequeña, en torno a la que gira el día, incluso estando solo./ Y viene ahora mi madre y me derriba...”. (I)  

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