Cardoso redefine ecología desde la pintura al óleo
La buena relación del cuencano Pablo Cardoso con Guayaquil se debe a que percibe al público local como uno de los más receptivos al arte y, además, a su vieja relación con DPM Gallery, de más de 20 años, presentando proyectos conjuntos una vez al año.
Es en ese espacio de Circunvalación Sur 111 A y Víctor Emilio Estrada donde ha regresado para exhibir Lago Agrio-Sour Lake, 120 cuadros de 21 x 28 cm cada uno, óleo y acrílico sobre lienzo, que se exhibieron hace 2 meses en Quito y apenas el mes pasado en Cuenca.
El muro que muestra en su parte frontal tan solo el nombre de la exhibición y de su creador, mientras en el reverso presenta el texto del curador y crítico de arte Rodolfo Kronfle sobre el concepto de la obra; los 120 cuadros ubicados en una hilera horizontal que recorre toda la galería, más la arquitectura y el grafiti externo del espacio de exposición resignifican Lago Agrio-Sour Lake.
El curioso espectador puede recorrer la obra única de inicio a fin y viceversa, gracias a los números inscritos en el margen inferior derecho de cada pintura, o de número par a número par, o de impar a impar encontrando similitudes estéticas y conceptuales entre más de un cuadro. Es por ello que si uno se detiene ante las pinturas 76, 66, 56, 46 y 36 encontrará un sentido.
Como lo explica Rodolfo Kronfle en cada pintura el protagonista es un pequeño frasco que contiene una muestra de agua contaminada tomada directamente del primer pozo de Texaco en todo el Amazonas, en Lago Agrio, Ecuador, con el paisaje como telón de fondo.
El golpe, si concordamos con Kronfle, es el cuadro 120 donde se registra el fin del viaje del frasco y Cardoso, cuando el artista derramó el agua contaminada al pie del monumento que conmemora el hallazgo del primer pozo petrolero de la multinacional Texas Company (Texaco), en Sour Lake, Texas, EE.UU., en lo que se podría interpretar “como un pequeño gesto de retribución, el cual sin embargo cobra un valor simbólico gigante”.
El espectador hace el recorrido con Cardoso, a través de cada una de las pinturas, en muchas de ellas dudando si no se trata en realidad de fotografías.
Es la maestría técnica y la conciencia ética la que propicia que el artista planifique el traslado de su obra a Lago Agrio, a la Feria Ch.ACO en Chile y a una feria de arte en Bogotá, además de que le permitió ser parte de la residencia de la Fundación Rockefeller, abriéndolo a la presentación de charlas paralelas para hablar sobre el problema de la Amazonía ecuatoriana y el abuso de ciertas compañías que explotan recursos naturales, junto a Pablo Fajardo, abogado que patrocina el juicio seguido por las comunidades indígenas contra Chevron-Texaco.
Lago Agrio-Sour Lake se presenta en la galería guayaquileña hasta el 30 de julio. El viaje de Cardoso fue en julio de 2011 con trabajo intermitente para la producción de la obra y la participación en la beca Rockefeller.
Las 120 pinturas son basadas en un conjunto de fotos tomadas en el viaje por los más de 4.800 km de Lago Agrio a Houston y de ahí a Sour Lake.
Lago Agrio-Sour Lake nació del interés de Cardoso por el expansionismo estadounidense y anteriores proyectos suyos como aquel en el que se inspiró en el estadounidense Frederic Edwin Church, que recorrió Ecuador hacia mediados del siglo XIX para pintar paisajes de la Amazonía, nevados y los Andes ecuatorianos, en relación histórica con las expediciones de Humboldt.
El equipo genera el deseo el deseo de ayudar
El 10 de julio se dio la conferencia “Lago Agrio-Sour Lake: Dos Ciudades y el juicio ambiental más grande de la historia”, con Pablo Cardoso y el abogado Pablo Fajardo. Ofrecieron charlas similares, paralelas a la muestra Lago Agrio-Sour Lake de Cardoso, en Quito y Cuenca.
Cardoso dice que cada conversatorio es de hora y media y a él le toca dar los antecedentes de Texaco y Sour Lake y la historia de Lago Agrio, además de los efectos de los 28 años de Texaco en Ecuador. Aunque nota que hay mucho desconocimiento del tema, los oyentes se le acercan a preguntar qué hacer.