Yerbas para los males se venden en el norte
María Nacipucha tiene ocho años vendiendo manzanilla, ruda, yerbaluisa y todo tipo de plantas medicinales. Junto a ella se ubica Rosita Velepucha, una riobambeña de 38 años, que se dedica a promocionar este tipo de especies.
Cuenta que desde las 16:00, todos los días, ella con otras cinco mujeres, todas oriundas de la Sierra, se dedican a esta actividad.
“Venga casera, plantas para el mal de ojo, para el susto y para la digestión”, gritan las mujeres desde la vereda que está junto a la Iglesia Nuestra Señora de la Alborada, en el norte de Guayaquil.
Según Nacipucha, ella invierte $ 20 en sus plantas y puede ganar hasta el doble. Todo depende de las necesidades de sus clientes.
“La mayoría llega para curar el mal de ojo en los niños. Otros acuden a remedios caseros para la digestión o la falta de sueño, que es lo más común”.
Nuria Macías, quien vive en Sauces 9, dice que estas vendedoras son aceptadas por los feligreses que luego de un domingo de misa suelen comprar manzanilla para prepararse una agua.
Catalina Zambrano es una de las compradoras. Esta ingeniera comercial, de 29 años, dice que todos los domingos en la noche compra valeriana.
“Es una forma de tener un sueño profundo y reparador de forma natural. Un ramo de esta planta bordea los 50 centavos”. Con ello se prepara una agua, que, explica, le permite descansar ocho horas ininterrumpidas.
Velepucha dice que apenas trabajan cuatro horas al día y es suficiente para vender todo. Ella le atribuye a que quienes habitan en el norte saben que fuera de esta iglesia se ofrecen estas yerbas. “No tenemos competencia. Somos las únicas que vendemos estos productos en el norte”.
Después de la misa de las 20:00, los feligreses salen en busca de las plantas medicinales. El reloj no marca las 21:00 y el lugar queda vacío. Las comerciantes se marchan vendiendo todo con lo que llegaron. (I)