En Tumbes, mototaxis "rompen la paz" entre peruanos y ecuatorianos
En la ciudad peruana de Tumbes, en la frontera con Ecuador, las personas tienen que estar muy alertas. Esto, no solo para evitar ser víctimas de la delincuencia, sino porque como despavoridas “hormigas asesinas” -por todos lados- aparecen ruidosas y a gran velocidad las llamadas mototaxis.
Excepto por los semáforos, nada ni nadie las detiene y escapan pisando a todo aquel que se cruza en su camino.
Estas motos de pasajeros, si bien tienen un número de registro, parece que no están bien organizadas para convivir en zonas pobladas. Además reflejan el precario servicio de transporte, al igual que las busetas destartaladas que sirven desde Aguas Verdes (frontera) hasta Tumbes.
En la urbe hay que cruzar con sumo cuidado: no se sabe de dónde aparecerá una mototaxi que podría arrollar a algún residente o visitante extranjero, entre ellos los ecuatorianos, pese a que como dicen por ahí, ahora las relaciones son cordiales tras la firma del acuerdo de paz del 26 de octubre de 1998, que demarcó definitivamente los restantes 78 km de frontera.
Hoy en día se respira una integración fronteriza, aunque no un desarrollo pleno, ya que, sobre todo del lado peruano, se nota la falta de empleo, inseguridad y la carencia de infraestructura vial, turística y de transporte.
Como si para las mototaxis no rigiera la paz ni la ley, sus conductores (que visten de manera informal pantaloneta y camisa), se desplazan a gran velocidad por las calles con pavimento “envejecido” y con baches, haciendo correr del susto a más de un peatón.
Mauricio, peruano de 30 años, contó que a cada uno de los tres pasajeros que caben en el asiento posterior adaptado a la moto le cobran mínimo dos soles de pasaje (unos 70 centavos de dólar)
“Trabajo 10 horas o más y hago de 50 a 60 soles diarios (unos $ 20). Nuestros mejores clientes son los ecuatorianos porque pagan en dólares y sin protestar. Pero aún así el dinero que ganamos no alcanza para nada”, se lamentó
Explicó que el precio por pasajero depende de la distancia. Por ejemplo, de la calle Mayor Bodero al mercado (seis cuadras) vale dos soles. Pero si va al Seguro, que queda un poco más distante, se cobra cuatro soles ($ 1,20).
Pero si caminar por las calles de Tumbes es una odisea para evitar que alguna mototaxi lo atropelle a uno, igual es abordar una de ellas. Se desplazan a alta velocidad y ejecutan curvas tan bruscas que parece que se van a virar o chocar de frente contra sus similares u otros vehículos.
Las motos y sus “trineos” vibran y sacuden violentamente al pasajero. Al llegar al destino, uno se baja temblando de pies a cabeza, con los sesos (cerebro) y los órganos batidos. De todas maneras es emocionante y cierta característica a Tumbes.
No es el transporte adecuado y, por ello, los mismos habitantes repudian la indisciplina de las mototaxis y la falta de control: algunos se han visto envueltos en accidentes y en asalto a turistas.
Personas que prefieren no dar sus nombres dijeron que la falta de empleo y oportunidades incentiva a la delincuencia, incluso entre quienes llegan a cargos públicos.
Eso se refleja en titulares de la prensa local, regional y nacional. Por ejemplo, el 26 de abril pasado Diario Trome abrió su portada con el titular: “Alcalde era jefe de banda”.
Otro Diario que circula en Tumbes es Hechicera. Ese mismo día resaltó en portada que en Aguas Verdes un transeúnte “casi muere en tiroteo”, una bala rozó su cabeza.
En cambio, Diario El Correo tituló: “Más de 600 casos de violencia”, mientras que el Diario regional Tumbes 21 destacó en su portada: “Los mellizos ya duermen en el penal de Puerto Pizarro”.
Juan, quien vende diarios de circulación local y nacional, al ser consultado sobre ¿cómo está la corrupción y la delincuencia común y organizada en la zona?, señaló: “El dinero o la necesidad cambia a las personas, la maldad existe en donde sea”.
En cuanto a la pregunta: ¿hay o no fuentes de empleo en la ciudad y en la región?, respondió: “...si uno quiere conseguir algo, debe buscar bastante una chamba”.
Los problemas sociales más comunes en Tumbes, según datos de 2014 del Programa Integral Nacional para el Bienestar Familiar (Inabif) son: abuso sexual, trabajo infantil, trata de personas, explotación comercial infantil, adolescentes infractores de la ley y el derecho a la identidad.
Sobre la afluencia masiva y desorganizada de mototaxis en la ciudad, Juan destacó que se debe justamente a la falta de empleo adecuado y a que allí se mueven negocios, el comercio y el turismo.
El departamento de Tumbes (de 4.669,20 km² de superficie), adonde pertenece la ciudad de igual nombre, tiene 1.793 establecimientos de los principales prestadores de servicios turísticos, entre ellos: 1.462 de provisión de alimentos y bebidas, 276 de artesanos, 206 de hospedaje, 43 agencias de viajes, cuatro de guías de turismo y ocho salas de juego autorizadas.
Según cifras del Ministerio de Comercio Exterior y Turismo del Perú, de los 67.922 extranjeros que visitaron esta zona en 2017, los ecuatorianos lideran la lista con 48.389 personas. Siguió Chile con 4.336 turistas; Colombia, 2.837; Argentina, 2.305; Venezuela, 1.964; EE.UU., 1.611: Francia, 928; España, 736 y de otras nacionalidades, 4.816.
Según los habitantes y la prensa, otro problema que afecta a Tumbes y Zarumilla es la contaminación del agua. Según la Autoridad Nacional del Agua (ANA), el líquido vital presenta metales pesados.
Según la encuesta de Piura Datos realizada en 2014 a 500 personas, la inseguridad ciudadana es el principal problema en la región: el 60,2% dijo que el alto índice de delincuencia es el mayor mal y el 39,8% lo atribuyó a la falta de agua y alcantarillado.
El 2 de febrero de ese año, El Comercio informó: “Tumbes es una de las regiones más peligrosas del país... Los altos índices delictivos están focalizados en peligrosas bandas integradas por peruanos y ecuatorianos...” Resaltó que los asaltos en mototaxis y motos suceden las 24 horas”.
Por ello y porque conducen a velocidad, en Tumbes hay que caminar “regresando a ver”, como manifestaron los mismos lugareños. (I)