Niños piden atención a sus progenitores en el Día del Padre
Una mañana diferente se vivió el jueves en una escuela del centro guayaquileño. El patio estaba adornado con grandes bigotes, corbatas de colores y una gran pancarta que decía ¡Feliz día, papi! Aparecieron niños con ternos, simulando ser padres. Los progenitores más jóvenes y con niños de los primeros años llegaron vestidos de manera similar a los pequeños.
Sonó el timbre y los nervios de los más chiquitos crecieron: para algunos era su primera presentación en un auditorio con más de 300 personas. La directora dio la bienvenida a los visitantes, entre los que figuraban padres, abuelos, tíos... Ya una vez ordenados en el patio aparecieron los más pequeñitos, de 4 años en promedio, junto a sus padres. Era para muchos de ellos también la primera vez que estaban frente a un público tan numeroso.
Empezó el evento y uno de los niños, con voz tenue, balbuceó un reconocimiento a su padre: Eres mi mejor ejemplo, dijo. Concluyó la frase con un: “agáchate papá”, y le puso una corona de fomix escarchado. El gesto despertó ternura en los asistentes. Acto seguido aparecieron unos mimos y niños simulando ser papá e hijo. La melodía que sonaba de fondo decía: Ayúdame Señor a ser como tú, porque él quiere ser como yo.
La puesta en escena generó entre los espectadores más de una lágrima. Al final los aplausos corroboraron la emoción. Los más grandes, con más destreza que sus antecesores, montaron un dramatizado: Una niña pedía cualidades modernas y divertidas a su papá: un compañero “canchero” apareció simulando ser un papá moderno, pero no tenía tiempo para ella. Cambió su deseo y ahora quería uno trabajador: otro chico trajeado rechazó su compañía y le dijo que necesitaba dinero para mantenerla.
La menor intentó una vez más y dijo que quería un papá responsable, el que apareció no quiso jugar y, al contrario, la obligó a leer. Se dio por vencida, pero apareció su papá, el real, y con una copa reconoció su amor y atención. ¡Eres el mejor del mundo! (O)