Los guayaquileños no somos odiadores, los guayaquileños somos un pueblo de paz y de esta manera nos hemos caracterizado siempre.
Solo a un resentido social, alguien con terribles problemas sicológicos, se le puede ocurrir erigir un monumento a los odiadores. Por esto la ciudadanía ha mostrado su total rechazo a tamaño despropósito sugerido por un cómico que es también edil del consejo cantonal, lo que avergüenza a quienes lo eligieron.
Felizmente en el Municipio porteño también hay gente sensata que impedirá construir el mencionado monumento. De llevarse a cabo, estigmatizará negativamente a todos los guayaquileños.
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