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El Telégrafo

Política

25 de enero de 2013

Creo es presente indicativo del verbo creer, pero como movimiento político es pasado negativo, imposible de creer en su representante de la bancocracia, de la “obra de Dios” de la religión popular y de la caduca pero siempre presente derecha, que no es cristiana ni socialmente representativa.

Como todo evento ferial, la campaña política comenzó con todo el colorido y novedades propias de una feria de pueblo, en donde se ofrecen camisetas,
calendarios, globos, afiches, etc. y se presentan los nuevos productos que son los caprichosos y soberbios candidatos, desde el tozudo que fue echado de la Presidencia y huyó como cobarde, hasta el necio que persiste en ser permanente candidato gracias a su fortuna.

Ese trío de soberbios candidatos no ha reparado en distraerse y distraer a la ciudadanía, invirtiendo su dinero, el de las empresas que los apoyan y el que asigna el Consejo Electoral, el cual debe suprimirse.
No se descarta el latente populismo ahora matizado de religiosidad con la empresa familiar.

A esos candidatos se suman dos jóvenes vanidosos, ávidos de protagonismo, el uno pidiendo “sumar” adeptos y el otro “rompiendo” banderas y con algo de traición a la alianza que lo catapultó a posiciones de representación popular, uun “chagra inglés” también quiere ser Presidente del Ecuador al igual que el enigmático “izquierdista” representante del brazo derecho político del indigenismo cuya singular tesis es eliminar definitivamente la extracción petrolera y minera.

Todos los candidatos y candidotes (con algo de grandotes por su gran poder económico, gran vanidad, audacia, soberbia y caprichos) van cual turistas al igual que los 80 burócratas internacionales vendrán a “observar” el proceso eleccionario; los candidatos se pasean por todo el país, haciéndose conocer, pero sin presentar ni repartir su plan de gobierno y ofrecer lo que harían como contrapropuesta a toda la gran obra visible e innegable de las grandes carreteras, puentes, hospitales, escuelas, infraestructura y renovación judicial, etc. realizada por el gobierno del actual Presidente y candidato, cuyo liderazgo y logros sociales son reconocidos internacionalmente.

Si el Gobierno ha administrado invirtiendo de la mejor manera sus recursos en los pocos años, superior a la suma de muchos gobiernos anteriores, pues es lógico que la obra debe continuar, con una recomendación: renovación de los mandos medios burocráticos, “refrescar” la administración pública con una inyección de más mística de servicio e insuflar el buen vivir a todos por igual, porque así lo manda la Constitución: “Producir, intercambiar y consumir bienes y servicios, con responsabilidad social y ambiental” (Art. 278, nº 2), además de la práctica en las relaciones humanas cotidianas por parte de todos, de la “calidez y calidad”.

Atentamente
Ab. Fernando Coello Navarro

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