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El Telégrafo

Más diarios El Telégrafo, señor Director

12 de febrero de 2013

Señor Orlando Pérez
Director del diario El Telégrafo
Guayaquil

En razón de haberme dado cuenta de que el equipo de periodistas que trabaja en su diario es gente que lleva muy profundamente los principios morales y éticos para cumplir sus labores de informar, dándonos la noticia auténtica y oportuna, me permito sugerirle editar una mayor cantidad de diarios con la mística de un verdadero periodismo, al contrario de otros medios de comunicación llamados “libres e independientes“ que, aliados con los grupos de poder económico y políticos amargados, se alimentan de odio para difamar, mentir, calumniar y tergiversar las noticias, a fin de supuestamente disminuir el prestigio y el civismo que nutren al señor presidente Rafael Correa en la ejecución de obras en bien de todo el país, como clara señal de la Revolución Ciudadana, que a más de la recuperación del Ferrocarril, existen otras obras monumentales a la vista que ningún otro gobierno pudo hacer.

Hoy se presentan tantos candidatos a la Presidencia de la República, unos por sacarse la sangre del ojo porque el pueblo los mandó sacando del poder por antipatrias, incapaces y corruptos. Dejaron pasar la oportunidad de hacer algo para mejorar las condiciones de vida de los ecuatorianos.

Motivo de una extensa comunicación sería recordar las calamidades y tragedias humanas, hubo incluso quienes  hasta se infartaron  cuando les congelaron su dinero determinando la crisis financiera de los bancos que nos llevó a la dolarización. Y  es fácil ubicar al candidato cómplice de esta descabezada medida que a todos nos perjudicó. Es más, siempre ha estado al frente del Banco de Guayaquil en cuya entidad, cuando los tarjetahabientes American Express o Visa preguntan hasta por escrito el porqué no cuadra el saldo de sus deudas,  responden que son políticas del banco o envían informes con los mismos errores.

La Superintendencia de Bancos algo tendrá que hacer.
Otros que han logrado acumular tanto dinero sin pagar impuestos y hasta explotando a sus trabajadores. Así, siguen  disfrutando de todos los placeres terrenales y que hoy se obsesionan más en llegar al poder por vanidad personal.

También hay ciertos personajes, para mi percepción, que eran rescatables, pero por falta de tolerancia, prudencia, madurez y, sobre todo, tino político se precipitaron abandonando el camino de la Revolución Ciudadana y traicionando sus  objetivos, se han unido a grupos retardatarios, retrógrados necios que se  oponen a la minería, sin darse cuenta de que necesitamos recursos para el desarrollo, inclusive obras  sociales de esas mismas comunidades.

Desafortunadamente, la mal llamada libertad de expresión lleva a la modalidad de oponerse por oponerse sin analizar lo positivo de los proyectos y, por la falta de reflexión, promueven laberintos cargados de anarquía en ciertos sectores del país.

Sin embargo, quienes hemos comprendido que somos dignos de una mejor suerte luchamos por tener una nueva Constitución, la misma que algunos jueces, secretarios, secretarias, fiscales, cortes  y tribunales, inclusive ciertos colaboradores cercanos al Presidente, abusando de su confianza, la quieren convertir en letra muerta, prestándose a seguir  con el sistema corrupto de influencia, de compadrazgo, en perjuicio de los derechos de los empleados públicos y trabajadores. Es  lamentable y repudiable que se hayan creado ciertos organismos, departamentos, ministerios, con nombres grandotes que nos llevan a confiar en una mejor justicia, como Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, Ministerio de Relaciones Laborales.

En la Contraloría hay un departamento llamado de Asuntos Éticos y Participación Ciudadana, fiscalías con soluciones  rápidas, en las que cuando los ciudadanos honrados presentan una denuncia la resolución    termina parcializada a favor del delincuente y perjudicando al denunciante.

La Defensoría del Pueblo y el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos terminan diciendo que ellos no tienen atribuciones coercitivas para ejecutar y que el ciudadano debe demandar. Es decir, nada defienden, causando más perjuicio económico, impotencia y angustia  en los reclamantes.

Señor Director, comencé mi carta manifestando que soy un constante  lector de su diario, pero debo comunicarle que en noviembre del año pasado viajé a las ciudades de Machala, Loja y Cuenca y me llamó la atención el no poder conseguir ningún día El Telégrafo, motivo que me inclinó a pensar que la falta no solo era en Quito y así me consta junto con una gran cantidad de gente que está segura de la imparcialidad y la veracidad de las noticias.

Por eso, otra de las razones para recalcar mi petición de editar una mayor cantidad de periódicos, es que la cantidad actual pronto se termina y la gran mayoría de ecuatorianos necesita leer y participar para ayudar a construir con viva voz los objetivos positivos que impulsan más el entusiasmo, el optimismo, ligados al espíritu cívico del señor presidente Rafael Correa en su nuevo período, en el que tendrá que enviar a la Asamblea reformas en la Constitución para que los ministerios y departamentos mencionados respondan a su nombre, a efecto de creer más que la justicia  funcione mejor en respuesta a los reclamos ciudadanos, y así, los otros, no pasarán.

Atentamente
 Luis Calvas Ríos
C.C. 1702333772

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