Es común en los escritores universales, más aún en aquellos que trajinan a nivel universal, su “adarga de pensamientos” y “floretearla” en defensa de las mayorías populares del orbe.

Esta virtud cívica e intelectual de aquellos es una excepción en el peruano Mario Vargas Llosa.

Este ciudadano del Perú tiene la costumbre de intervenir periódicamente refiriéndose a los gobernantes de países hermanos de cualquier latitud, pero exclusivamente a aquellos que mantienen tesis progresista, de renovación y cambio, a quienes, a su entender, “pulveriza y dilapida” con maldad y reconocida odiosidad, muy propia de individuos que respiran por “viejas heridas” o de “sirvientes del imperialismo decadente”.

Esta vez le tocó el turno al ecuatoriano Rafael Correa Delgado, de quien, en otras cosas de “bajo calibre”, dice: “Mareado por el poder y la obsesión continuista, peón de brega de los delirios socialistas y bolivarianos del comandante Chávez junto al boliviano Evo Morales y el nicaragüense Daniel Ortega, el gobierno de Rafael Correa, con sus políticas cortoplacistas, de irresponsabilidad fiscal y corrupción multiplicada, su hostilidad hacia la empresa privada, las inversiones extranjeras y su izquierdismo trasnochado, ha empobrecido y desquiciado a la sociedad ecuatoriana, enconándola y crispándola”.

Por ello “su impopularidad ha ido creciendo de manera sistemática en los últimos tiempos”. Mientras se divierte orondo, abusando de su condición de Premio Nobel de la Literatura, desprestigiando al presidente Correa Delgado, alza el “látigo del odio” tratando de vejar a otros gobernantes progresistas de nuestro  continente.

Este escritor peruano llama al Presidente del Ecuador “peón de brega de los delirios socialistas y bolivarianos del comandante Chávez”, lo que hace con términos groseros lamentables, como que coincidir en algunos postulados invariables de una doctrina política universal, con otra persona, es ser “peón” de aquella, minimizando inadmisiblemente con calificativos repudiables a quien ostenta la Presidencia de un país.

Este señor de marras dice, además, “suelto de huesos” que este Presidente con sus políticas “cortoplacistas de irresponsabilidad fiscal y corrupción multiplicada…” hostiliza a la empresa privada y las inversiones extranjeras; mentira atrevida que debe ser censurada, no solo por manifestar que en Ecuador “se hostiliza a la empresa privada y a la inversión extranjera”, sino también por la grave afirmación de llamar corrupto al Gobierno ecuatoriano; por último, este escritor desubicado en tiempo, espacio y en su condición misma de escritor contemporáneo, asegura que “la impopularidad del nuestro Presidente ha ido creciendo de manera sistemática”, cuando es todo lo contrario, ha ido ganando escalones de popularidad por la gran inversión nacional y extranjera en la obra pública indiscutible y su  política internacional  digna contra el abuso e intervencionismo.

Vargas Llosa, que no pudo ganar una elección presidencial en su país por impopular, no es más -para los ojos del mundo- que un recadero del imperialismo norteamericano, “cualidad” con la que -se dice por calles y plazas- logró el Premio Nobel de la Literatura. Nadie puede callar, frente a infamias de esta talla, dejando a un lado el controvertido juicio “Correa-Universo” en el Ecuador, que no es más que un pretexto para difamar. La verdad aunque duela.
Arturo Santos Ditto
C.C. O903387132