Sr. Director
De mis consideraciones
Mucho se ha hablado estos días acerca de las hipotecas impagables por parte de connacionales en España y, sin embargo, la sensación general es que no está del todo claro esta grave problemática, ya que muchos en Ecuador los acusan de no querer asumir compromisos adquiridos libre y voluntariamente y que por ello son irresponsables.
Para empezar, en el impago no solamente ha influenciado la crisis inmobiliaria, sino también la económica y la laboral. Hasta que estalló la burbuja inmobiliaria, los ecuatorianos eran considerados los mejores y más responsables pagadores.
Sin embargo, luego de ello, no lo pudieron hacer, descubriéndose al mismo tiempo que, al parecer, en las condiciones en que se habían otorgado algunas hipotecas, existían claros indicios de delito por parte de una trama bien orquestada, en donde estarían involucrados gestores inmobiliarios, funcionarios y hasta directivos de los principales bancos españoles.
Por ejemplo, un alto porcentaje de compatriotas se vio obligado a aceptar claúsulas hipotecarias abusivas y viviendas sobrevaloradas, porque había entregado de antemano señales por varios miles de euros, a los que luego de notar que había algo raro en el asunto, no se les quiso devolver.
Además, pese a ser candidatos de alto riesgo por no tener nóminas fijas, ganar sueldos bajos o, en el peor de los casos, ser insolventes, se les otorgó no solamente una, sino dos y hasta tres hipotecas con intereses abusivos, obligándolos también a contratar hasta siete seguros innecesarios y promoviendo los famosos avales cruzados, primero entre familiares, luego entre conocidos y, por último, entre gente que no habían visto en su vida. Por ello existen personas que habían avalado hasta tres hipotecas, teniendo al momento una deuda de un millón de euros.
Todo ello en tiempo récord, para que el Banco de España no detecte las anomalías.
Ante esta situación, nuestros compatriotas se han asociado y han denunciado estas irregularidades por la vía penal, para que la justicia haga su labor, además de que se ha generado un debate para establecer hasta qué punto llega la responsabilidad de los bancos y las cajas.
Es importante, entonces, que se conozca la verdadera realidad de este asunto, para apelar la solidaridad de todo el país, hacia quienes solo buscaron el legítimo derecho humano y constitucional a tener una vivienda digna.
Atentamente
Jéssica Jiménez Zabala
Madrid-España