Oficialmente se inauguró el año lectivo en el régimen Costa, el lunes 16 de abril, ante la expectativa general -por los avatares que se sortean después de un crudo invierno y las secuelas en la infraestructura de los establecimientos educativos- y en medio de la emoción de los jóvenes estudiantes que ingresan por primera vez a escuelas y colegios, especialmente.

La mayoría de los planteles fiscales abrió sus puertas y acogió a los miembros de la comunidad educativa -padres de familia, estudiantes, maestros- que presurosos por la mañana se dirigían a los establecimientos para el inicio de un período de clases que debe cumplirse en 200 jornadas laborables.

Atrás quedaron las catastróficas noticias de escuelas destruidas, unas; convertidas en albergues, otras, que pintaban un panorama de incapacidad para la educación y trataban de crear un pánico colectivo entre esa comunidad educativa curtida de las también nefastas predicciones de los “medios independientes”, a los que ya no les hacen caso en su retahíla de cada año.

“Falta de presupuesto para arreglos de infraestructura educativa”, “Pupitres en mal estado antes del inicio de clases”, “Adecuación de baterías sanitarias no avanza en colegios mixtos”, “Charcos, lodo y mosquitos esperan a los estudiantes”, “Vías de acceso a los planteles están destruidas”. Son algunos de los titulares que los “medios independientes” destacaban en sus ediciones, ya radiales, ya televisivas, ya de prensa escrita.

Y claro que algunos establecimientos fueron brutalmente atacados por la furia de la naturaleza, eso es innegable. Otros sufrieron deterioros en sus mobiliarios y padecieron la desidia de sus administradores (rectores y directores fieles a sus preceptos políticos aupados por la UNE emepedista). Esos tuvieron pantalla, micrófonos y espacio en periódicos para las quejas y denuncias contra la autoridad ejecutiva de educación y de paso contra el Gobierno, lo que les valdría, como en años anteriores, puntos y prestigio entre los dirigentes de la UNE y el MPD.

Contraria y paradójicamente, nada se dijo de los más de 120 millones de dólares que el Gobierno invirtió en el 2011 en construcción e infraestructura de establecimientos educativos, ni de aquellos que mantuvieron su infraestructura aceptablemente o de los que la mejoraron, así como su mobiliario y el adecentamiento del espacio y entorno educativo, menos de las bondades de las Unidades del Milenio y peor aún de los colegios réplicas de los emblemáticos, que han sido dotados no solamente de estructuras modernas, sino de mobiliario, equipamiento y tecnología de punta.

Tampoco de los uniformes gratuitos para los estudiantes de las escuelas fiscales, los libros gratuitos para primaria y secundaria. Esa información no vende, a criterio de los “medios independientes”.

La verdad no admite dudas o reparos. Las clases se iniciaron en el régimen Costa y más de 2 millones de estudiantes acudieron a las aulas, que significan alrededor del 95% de niños y jóvenes matriculados.

Nuevas partidas a maestros con buena y excelente preparación académica han sido otorgadas por el Ministerio de Educación, siguen los concursos de mérito para el ingreso al magisterio, y la búsqueda de una educación de excelencia se está entronizando en el sistema educativo público, con lo que se espera en un futuro mediato tener bachilleres mejor preparados para acceder a títulos universitarios también de excelencia.
Ya le metieron la mano a la educación, eso es parte de la Revolución Ciudadana.

Atentamente,
Ramiro Serrano Miranda
Durán - Guayas