Sr. Presidente Rafael Correa
Antaño, el encargado de recaudar los impuestos era el Ministerio de Finanzas, cueva de despreciables ladrones. ¿Eso es lo que queremos los ecuatorianos?
Los fiscalizadores eran vulgares timadores, auditores contables de las empresas, y amedrentaban al gerente y contador (muchas veces cómplices) con glosas millonarias de impuestos que supuestamente habían evadido. Obviamente se iniciaba el “tira y jala” del empresario para rebajar la onerosa cuantía, muchas veces al calor de algunas copas de finos licores, por ser el fiscalizador un exigente catador, o terminaban con un buen puro (aguardiente).
Se acordaban dos cantidades, la mayor para el fiscalizador y un pequeño monto para las arcas del Estado. Ellos despilfarraban el dinero mal habido, lograban tener: varias casas, autos, viajes al exterior, farras, etc. Algunos aún viven en la opulencia agobiados por su conciencia, otros murieron alcoholizados. Mientras el pueblo ecuatoriano moría de hambre y en la indigencia.
Hoy nos quejamos del SRI. Haber logrado reducir la evasión de impuestos y el incremento de sus recaudaciones es evidente, por la tecnología aplicada, declaraciones electrónica y recaudaciones de impuestos mensuales, que al empresario le corresponde declarar, pagar y depositar en cuentas bancarias del SRI. Y se utilizan en bienestar del pueblo y la patria.
Atentamente
Héctor García Rivera
C.C. 0900463837