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El Telégrafo

Cartas al Director

16 de septiembre de 2012

Señor Director de “El Telégrafo”, Lcdo. Orlando Pérez

El buen sentido o sentido común tiene su paradigma en las máximas de la sabiduría popular; una de ellas dice: uno escoge a sus amigos, pero no a sus parientes; por ello es una insensatez tratar de mancillar la honra de alguien por ser pariente de un delincuente o presunto delincuente; nunca falta quien, con dañado criterio o con pobreza moral e intelectual, caiga en esta falta; lo más grave ocurriría si este despropósito lo cometería alguien que escribe para el público, arrogándose la condición de periodista; porque en verdad es lamentable y hasta irritante, que quien debe pensar con el cerebro lo haga con el hígado o una parte más baja, entontecido por el odio; tampoco se puede escribir cualquier sandez a pretexto de libre expresión o libre opinión. 

Lo ocurrido con el señor Glas Viejó, padre de un respetable funcionario del Gobierno, ha obligado a éste a una aclaración pública incómoda y hasta dolorosa al verse obligado a decir, respecto a su progenitor, “….yo NO me crié con él”, por razones familiares del pasado (2012-09-14).  Este señor se ha visto forzado a explicar su situación personal privada, por comentarios injustos de gentes deslenguadas, engañadas o azuzadas por políticos cobardes escondidos tras el parapeto del periodismo. 

Lo más grave de esto es que un diario capitalino, más o menos respetable, patrocine estos actos bochornosos que lindan en lo demencial o delincuencial; en la columna “Al cierre de la semana” del domingo 2012-09-09, con muy mala intención se escribe sobre este caso que su autor designa como “el escándalo Glas Viejó”, que más bien queda como “el escándalo Martín Pallares” por lo ocurrido últimamente.

Dr. Catón Villacreces Jácome

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