Señor Director
Cada 11 de septiembre recordamos el golpe militar en Chile y vuelven a la memoria las imágenes del Palacio de La Moneda bombardeado y las últimas palabras del compañero presidente Salvador Allende hacia su pueblo. La derecha chilena junto a los militares más retrógrados y fascistas, con el apoyo del Gobierno de los Estados Unidos, a través de la CIA, venían fraguando el golpe.
El boicot con el desabastecimiento de alimentos, combustibles y transporte estaba planificado. Los medios de comunicación afines al poder económico desataban la guerra mediática. Navíos del Ejército estadounidense llegaban a Valparaíso, agentes de la CIA recorrían los cuarteles.
El 11 de septiembre de 1973 el Palacio de La Moneda, con el compañero Salvador Allende y sus colaboradores dentro, era bombardeado; miles de chilenos fueron apresados, torturados, asesinados, desaparecidos y otros miles salieron al exilio. La dictadura junto a la derecha fascista destruyeron todo lo hecho por el gobierno de la Unidad Popular, los recursos naturales fueron otra vez a manos de los capitales extranjeros, el pueblo perdió todos sus derechos.
La dictadura actuaba incluso fuera de Chile con la consigna de acabar con el comunismo de raíz. Pinochet murió sin pagar uno solo de sus crímenes. El comité de detenidos- desaparecidos espera hasta hoy que se reconozcan los crímenes de la dictadura y se pida perdón al pueblo chileno.
Los gobiernos de la coalición donde participaron partidos supuestamente de izquierda no cambiaron nada, todas las leyes y reglas impuestas por la dictadura continúan. El movimiento estudiantil chileno se encuentra en las calles desde el año pasado peleando por el derecho a la educación de calidad y gratuita, siendo reprimidos brutalmente por los carabineros, cuerpo policial creado en la dictadura. Y es en estos valientes estudiantes donde reviven los mártires como Víctor Jara, Salvador Allende, Miguel Enríquez, Pascal Allende.
Hoy, en América Latina, los gobiernos progresistas están siendo amenazados de la misma forma, los golpes de Estado se planifican en los congresos nacionales donde la oposición tiene mayoría y se llaman sucesiones constitucionales, se lo hizo en Honduras y Paraguay. El Gobierno norteamericano participa a través de las ONG financiadas por la Usaid, la NED, etc. Los medios de comunicación se convierten en opositores políticos y usando la desinformación y el escándalo tratan de confundir a la población generando el caos.
Nuestro país vive un proceso de cambio, donde en cinco años se han hecho transformaciones significativas en salud, educación y vivienda. Pero aparte del boicot de la derecha ecuatoriana y sus medios de comunicación, nos enfrentamos a partidos supuestamente de izquierda, los mismos que en su momento acusaron a Allende de reformista, de no cambiar nada y hasta festejaban su derrocamiento.
Por eso es importante no olvidar y refrescarnos la memoria, para que sepamos ubicar claramente entre quienes son revolucionarios verdaderos, capaces de poner el pecho a las balas, convencidos del proyecto de la Patria Grande socialista, y quienes se dicen de izquierda para recibir una cuotita de poder a nombre de un pueblo al que jamás han sabido representar en las democracias de papel de las cuales han sido participes.
Manuel Pérez Rendón
Paul Ryan: padre, católico y pro vida
Paul Ryan, el candidato a vicepresidente de los EE.UU., es católico firme y pro vida convencido. Con su juventud, su mujer y sus hijos, aporta una alegría y naturalidad que Mitt Romney no consigue comunicar. “Un republicano, que bajo los ataques personales de Obama, busca la batalla de las ideas”, subtitulaba un diario de tirada nacional.
Las asociaciones en defensa de la vida y la familia en Estados Unidos acogieron con comunicados de satisfacción el anuncio de que Paul Ryan, católico y pro vida, es el candidato republicano a la vicepresidencia de EE.UU., elegido por el candidato a presidente.
Al presentar a su “número dos” en un gran acto público, Romney afirmó: “Paul, un católico fiel, cree en el valor y la dignidad de cada vida humana”. Paul Ryan, de 42, saludó
a la multitud reunida ante el acorazado Wisconsin, acompañado de su mujer y sus tres hijos.
Ni Romney -mormón- ni Ryan –católico- son protestantes. El mormón Romney provoca desconfianza en muchos protestantes, pero el éxito de voto protestante conservador de Rick Santorum -católico- durante las primarias demostró que los protestantes que votan valores están dispuestos a apoyar a católicos comprometidos con estos.
Romney es visto por muchos como un rico alejado del pueblo, mientras que Ryan, con su aspecto de tipo normal, con su mujer y los tres niños, aporta calidez y factor humano para compensar al frío millonario.
Jesús Martínez Madrid
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