Alexandra Salvador tendrá que ver por televisión el primer partido de repechaje del Mundial. Sus estudios en la Universidad de Jackson, en Estados Unidos, le impedirán jugar en Quito y esperará con ansias la revancha, juego en el que podrá mostrar el estilo que ha pulido en Canadá y Estados Unidos.  

Tener la doble nacionalidad no complicó su decisión de actuar por Ecuador. Desde pequeña ese fue su sueño y no dudó un instante en aceptar el llamado de su segunda patria. “Recibir la ciudadanía ecuatoriana fue el mejor regalo que tuve. Así me pude probar para la selección y luego ser elegida”, le contó a EL TELÉGRAFO en una entrevista vía correo electrónico.     

La volante de marca nació en Canadá. Su padre es ecuatoriano y su madre canadiense. Cuando tenía un mes de nacida vino a Ecuador, donde residió los primeros 5 años de su vida y luego se mudó de nuevo a su país natal, pero recientemente se mudó a Mississippi por sus estudios universitarios.   

En medio de tantos viajes y mudanzas, su pasión por el fútbol creció y se desarrolló en cada lugar por el que pasó. Sus padres y sus hermanos son futboleros y ella no podía ser la excepción, por lo que desde los 3 años cultivó su amor por el balompié. “No podría imaginar mi vida sin fútbol; es todo lo que hago. Vivo y respiro este deporte”.

Su llegada a la Selección Nacional juntó una serie de coincidencias que tuvieron un final feliz. Ella vino el año pasado con su hermano a jugar con una academia de fútbol en Quito y el entrenador quedó encantado con su fútbol, por lo que llamó a Diego Barreto, asistente de la selección femenina. Él voló desde Guayaquil para verla jugar, le gustó su desempeño, al igual que a la DTVanessa Aráuz, que la observó luego. Se probó en el equipo Sub-20, jugó el Sudamericano de la categoría en Uruguay e incluso fue la capitana de esa selección.  

Sin embargo, ese proceso no fue sencillo, en primer lugar por el idioma. El español fue su primera lengua hasta los 5 años y luego el inglés, por lo que prácticamente olvidó el primero. “Todavía estoy aprendiendo español.Cuando llegué la primera vez a la selección era difícil a veces comunicarme con las chicas, pero luego fue más fácil. Mi español ha mejorado mucho y en la cancha es más fácil comunicarse”, relató.

Pero más allá de la dificultad inicial del idioma, Salvador se ganó un lugar en la selección gracias a su despliegue en la cancha. Ella se define a sí misma como una jugadora trabajadora e inteligente, que es también buena pasadora y puede generar jugadas de ataque. Al inicio de su carrera jugó como defensa central, pero con el tiempo modificó su lugar en el campo hasta convertirse en volante de marca.

Alexandra cree que su fútbol se ha enriquecido al jugar en Norteamérica y también hacerlo con el estilo sudamericano. “Mi habilidad técnica creció gracias a la oportunidad de jugar por Ecuador. En Norteamérica su estilo de juego no es fino como el nuestro, sino más bien muy físico. Esos 2 estilos me sirven para ser un aporte importante en el equipo nacional”, agregó.

Ella quedó descartada de la lista para el primer cotejo, pero se mantendrá entrenando constantemente para venir a Ecuador después del primer juego. Aráuz convocó definitivamente a 22 futbolistas para el primer duelo del 8 de noviembre y dejó fuera por ahora a María Belén Aragón y a Salvador.