La actividad minera es la nueva puerta de inversión para el crecimiento económico ecuatoriano con proyectos como Fruta del Norte y Mirador ubicados al sur del país.

Ambos se encuentran en etapa de construcción de infraestructura y accesos para llegar a sus yacimientos de oro y cobre, respectivamente, están muy cerca de dar réditos para el país por medio del pago de regalías y la evidente generación de nuevas fuentes de empleo.

A pesar de la resistencia generada a la minería responsable, fruto del desconocimiento, proyectos de este tipo en muy poco tiempo se convertirán en las primeras minas industriales, que constituirán un apoyo importante a la economía nacional.

Esta actividad facilitará la implementación de otros proyectos que se encuentran ahora en etapa de exploración avanzada o realizando estudios de pre-factibilidad y factibilidad. Además, se posibilita que la minería en el país se dimensione, regularice, genere divisas y trabajo, pero sobre todo, que sea regulada e implementada de forma técnica y bajo estrictos controles ambientales.

La apertura del catastro minero en 2016 produjo una gran demanda de áreas mineras por parte de empresas extranjeras con una amplia trayectoria a nivel mundial en investigación minera, que en la actualidad están desarrollando exploraciones iniciales para determinar zonas de anomalías minerales que pueden ser posibles nuevos prospectos de yacimientos mineros.

Otro ingreso para el país generado por este sector productivo es el pago de patentes de conservación, lo que dinamiza la economía de los sectores donde se desarrollan los trabajos por medio de la contratación de mano de obra y otros gastos que estas compañías deben realizar.

Toda la cadena económica que se genera en torno a la minería significa entre 3 a 5 empleos indirectos, por cada empleo directo generado, lo que dará como resultado una mejor calidad de vida en las zonas de influencia. (O)