A nivel global se establecieron acuerdos urgentes y necesarios para garantizar que hasta 2030 se generen soluciones a varios problemas de la sociedad humana.

Esta iniciativa, liderada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), motiva a los gobiernos, las empresas y ciudadanía, a realizar los esfuerzos para que a través de 17 objetivos se logre una transformación del mundo. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) promueven la adopción de medidas para la prosperidad y protección del planeta.

El objetivo 7, Energía Asequible y No Contaminante, juega un papel importante ya que es transversal a otros objetivos. Además, según la ONU, la energía contribuye con alrededor del 60% de todas las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, por ende, al cumplir este objetivo se combatiría el cambio climático.  

Cuando hablamos de energía no solo nos referimos a la electricidad (a la que no acceden más de 1.200 millones de personas), sino también a la energía térmica obtenida por la combustión de recursos de origen fósiles o la quema de biomasa. La energía térmica es utilizada para cocción, calentamiento de agua con fines sanitarios, climatización e industria.

Ahora, tanto para movilización, uso doméstico o empresarial, la energía eléctrica obtenida por medio de fuentes renovables, es una buena alternativa para sustituir el uso de combustibles fósiles o biomasa y contribuir a la reducción de gases de efecto invernadero.

Expertos en la materia sostienen que las tres energías renovables más accesibles son: la solar, la eólica y la hidroeléctrica. Ecuador por su ubicación geográfica, orografía e hidrografía, podría ser una potencia en la generación de energía verde y ponerse a la vanguardia de este desafío.

El Gobierno con política pública, la empresa privada con acciones de eficiencia en sus procesos y la ciudadanía con mejores comportamientos en sus consumos, se convertirán en los actores fundamentales para el cumplimiento nacional del Objetivo 7. (O)