Bolivia: es la economía ¡estúpidos!
Durante toda la semana, el “opinador” promedio de las élites confundidas de América Latina se habrá preguntado lo siguiente: ¿cómo puede ser posible que, y a pesar de los escándalos de corrupción, el Movimiento al Socialismo (MAS) haya ganado las elecciones bolivianas?
Sencillo. Es la economía.
Mientras los grupos opositores del “MAS” jugaban a ser el Sherlock Holmes de la corrupción, el pueblo boliviano reflexionaba sobre su entorno ostensible. El “votante de a pie” ponderó su realidad tangible con circunstancias materiales, y puso de lado el discurso golpista perseguidor. Y es que no puede ser de otra manera. Las personas votan por aquellos que consideran que les darán mejores condiciones de vida, y no por aquellos que les venden discursos ajenos a sus intereses.
Desde el 2006 hasta el 2019, Bolivia ha incrementado su PIB en casi un 80%, con crecimiento anual promedio de 4.5% en los últimos 10 años. Con estas cifras, Bolivia ha liderado el crecimiento económico de la región, bajo la fórmula de una economía mixta que ha buscado la diversificación productiva y la recuperación de la política monetaria. De igual forma, bajo el gobierno del MAS, la economía boliviana logró incrementar en casi seis veces los depósitos en el Banco Central, cifra que ascendió a los 21 mil millones de dólares en 2018, situación que hizo posible ampliar la red de protección social en más de un 300% y expandir la capacidad de crédito para pequeños y medianos negocios.
Pero eso no es todo. Como consecuencia de lo anterior, el “milagro boliviano” radica en la reducción de la pobreza extrema, la cual pasó del 37.8% en 2006 a 17.3% en 2019; y la disminución del 30% de pobreza medida desde el indicador de pobreza multidimensional. Asimismo, la clase media productiva se incrementó en un 40%, y según el reporte de desigualdad del Banco Mundial del 2019, Bolivia lideró la disminución de la brecha entre ricos y pobres en América Latina. Finalmente, la expansión del gasto público posibilitó el incremento de transferencias monetarias para los más pobres, y la cobertura de servicios básicos en casi todo el territorio nacional.
Todo esto tiene una fórmula: 1) nacionalización de hidrocarburos, 2) transferencias monetarias a los más pobres, y 3) recuperación de la moneda y política monetaria.
En América Latina, es la economía la que guía la decisión de los votantes, y no el enraizamiento de los partidos políticos. Especialmente en Bolivia, ¡la economía no miente! (O)