Especial coronavirus
La economía al salir de la pandemia
Ahora mismo, toda la energía social está enfocada en controlar la emergencia sanitaria. Superada la crisis, volveremos a la “normalidad” y
enfrentaremos un fuerte estancamiento económico, profundizado por estas circunstancias. La poca movilidad provoca una ralentización de la dinámica productiva y de consumo; en otras palabras, estamos en medio de un colapso económico sin precedentes, un shock externo e interno desde la oferta y la demanda.
Hay baja producción y ventas en todos los sectores con restricciones en el pago de salarios, lo que conllevará un incremento en el subempleo y en los niveles de pobreza, con excepción de pocas empresas relacionadas a la producción, distribución y servicio de alimentos, salud, etc., que se desenvuelven con severas restricciones y concentradas en pocas ciudades.
La estructura del empresariado ecuatoriano es de 90,8% de microempresas, cerca del 7,1% son pequeñas, 1,6% medianas y 0,5% grandes. El 78% de ellas están dedicadas a servicios y comercio.
Por otra parte, en la participación de las ventas, las microempresas no alcanzan al 1%, el 11,3% las pequeñas y las grandes tienen el 72%. En cuanto al empleo, las micro y pequeñas emplean al 44% de trabajadores. Estas cifras pertenecen al sector formal de la economía (DIIE-INEC 2019).
Adicionalmente, 60% de la PEA se encuentra en la informalidad laboral, con ingresos mensuales menores al salario básico y sin seguro social. Este entorno empresarial y de condiciones laborales indica que las microempresas y los trabajadores informales tienen ingresos de supervivencia; son los más gravemente afectados.
Es urgente un consenso político que proponga un plan económico articulado con los organismos multilaterales que permita la creación de un
fondo de estabilización económico y social, alimentado de esfuerzo interno y externo, para canalizar los recursos a esta estructura social y empresarial en un marco de dolarización.
Este fondo transmitirá la seguridad de sostenimiento del modelo. Internamente; renegociar la deuda es vital, así como eliminar los subsidios y revisar ciertos impuestos. A los grupos desestabilizadores no les importa el país y se aprovechan de las graves circunstancias actuales, pero será el momento en que todos quienes queremos vivir en democracia decidamos nuestro futuro. (O)