Análisis
¿Y por qué ‘Capaya’ ya no habla?
Obvio: se acabó la campaña y cumplió el trabajito. Porque tampoco habló en octubre, noviembre, diciembre y enero. Habló cuando le ordenaron: en febrero, en las tres primeras semanas, justo para incidir en las elecciones.
Ahora goza de su remuneración política, con la venia de EE.UU. que lo tiene a la mano, con una alerta roja de la Interpol y no hace nada para entregarlo a la justicia. Si fuese un talibán o un revolucionario movilizaría toda la maquinaria del mayor poder militar del planeta. ¿Pero se trata de quien hace los mandados de los hermanos Isaías para cuestionar a un gobierno y con ello ayudar a su socio Guillermo Lasso?
Solo ‘Capaya’ sabe cuántas respuestas puede dar a esta pregunta desde su más absoluta condición de prófugo y de corrupto, de funcional a un aparato político y mediático puesto a su servicio. Él mismo pidió clemencia, no para responder a la justicia, sino para ocultar sus fechorías. Y por tanto no puede ahora hablar, no tiene para qué, porque ya no ganó quien le financiaba y tampoco obtuvo el rédito esperado: contar con una mayoría en la Asamblea para buscar indulto, amnistía o clemencia política de quienes lo usaron.
Ahora no habla porque ya tiene varios juicios por cerrar y sabe que su ausencia física en Ecuador solo le condena más. Y quizá vuelva a hablar en los días previos al 2 de abril. Para eso estarán ahí Expreso, Ecuavisa y Teleamazonas. Para eso tendrá a la mano el aparato mediático y de redes sociales de Fernando Villavicencio, Mil Hojas, Plan V, Cuatropelagatos, Ecuadorenvivo.com y La República. De lo cual se harán eco los medios comerciales.
‘Capaya’ pasará a la historia como el personaje de una serie macabra y perversa montada y financiada por unos banqueros prófugos, cuyo libreto tiene por genio a Charlie Pareja y para lo cual no han escatimado toda clase de virulentas acciones que la historia revelará con el tiempo y sabremos para qué lo hicieron con tanto empeño. (O)