Análisis
Las ‘supra’ normas de Lasso-Páez
Este Diario ha sido denunciado por un supuesto linchamiento al excandidato Guillermo Lasso. Y para ello se usan varias notas de prensa donde se informa de los negocios del banquero, sus alegatos de que no tiene más empresas offshore de las declaradas y muchas de sus intervenciones públicas en la última campaña electoral, donde perdió en primera como en segunda vuelta.
Guillermo Lasso es, desde hace mucho tiempo, un personaje público, participó en dos campañas presidenciales, ha sido un actor político de primera atención y ha sido entrevistado en más de una ocasión por este diario. Bastaría revisar esas entrevistas para conocer de qué modo el primer diario público lo ha tratado y también cómo se refería entonces a este medio de comunicación para saber que siempre hubo respeto mutuo.
Pero sus asesores le dijeron y recomendaron no hablar nunca más porque no sabría responder a determinadas preguntas, dudas y hasta cuestionamientos a su modo de ejercer la política y aclarar las contradicciones que tuvo entre lo dicho en aquellas entrevistas y ahora.
Tampoco quiso hablar con el diario argentino Página 12 sobre el modo en que habría trasladado dinero de Ecuador a un paraíso fiscal y haberlo traído de nuevo en calidad de inversión extranjera directa.
Siendo un aspirante a la Presidencia de la República debió atender a todos los medios y explicar cada una de sus propuestas así como aclarar cualquier duda. Obvio: si ganaba la Presidencia debía llegar sin ninguna sospecha. Pero hizo lo que sus asesores mal recomendaron: acusó de linchamiento y ofendió a los periodistas de los medios públicos. Eso sin contar las amenazas de los asesores y escoltas de Andrés Páez a nuestros periodistas y a sus directivos.
Así como Jaime Nebot habla de ‘supra’ leyes o normas para legitimar un proceso electoral, Lasso pretende que sean unos jóvenes estudiantes de Guayaquil quienes nos denuncien para sancionar al diario público. Buscan deslegitimar lo publicado, convertir en víctima de un supuesto acoso a uno de los hombres más ricos y poderosos del país, por el solo hecho de publicar lo que es de interés público. Mucho más si él mismo se ha negado a conversar, ser entrevistado o por lo menos consultado para aclarar o rectificar lo que considere conveniente.
Sus asesores se desnudan por sí solos, basta ver los tuits de cada uno de ellos y algunos de sus “acólitos” tuiteros (y sus periodistas fieles) para saber qué quieren y entienden de la prensa que no se inclina ante él y sus aliados. ¡Y qué decir de Páez!
Ya veremos hasta dónde llegan con este intento de atemorizar a EL TELÉGRAFO. (O)