Análisis
Nebot pone en su lugar a Lasso
No solo es la diferencia de edad, son también las cualidades de un Jaime Nebot para hacer política. Y eso tiene un nombre, más allá de que sea a favor de tesis ultra conservadoras: sensatez.
Sí, la sensatez política de Nebot no tiene comparación con la de Guillermo Lasso. Son varias las evidencias donde esa cualidad destaca sobre sus odios o diferencias con la Revolución Ciudadana. Esa sensatez les impide a ciertos analistas entender por qué el Alcalde de Guayaquil no confía en los “aniñados” de CREO (que salga de la boca de él el término aniñado ya es muy sintomático). Sabe de qué son capaces, hasta dónde llegan sus virtudes y defectos, pero sobre todo conoce de las ambiciones de aquellos que apostaron por Lasso e hicieron todo para romper una posible unidad con el PSC y con ciertos líderes locales.
Guillermo Lasso no es un político sensato y mucho menos convencido de sus propias estrategias, tácticas y recursos. Ha dicho de todo y en el vaivén de la campaña hay desde gazapos conceptuales e ideológicos hasta retruécanos discursivos sin nombre, que a cualquier académico debería llamar la atención.
¿Por qué no es sensato Lasso y Nebot lo pone en su lugar en cada aparición televisiva o radial de esas que constituyen duros latigazos a su paisano? Nebot lo ha dicho: debieron convencer a las personas que votan, ir a los barrios y hablar con los pobres y no lo que hacen “un poco de aniñados que sabrán de muchas cosas pero no de esto (hacer política y andan solo en autos de lujo de sus propios partidarios)”.
Si eso lo dirige a ciertos periodistas y medios comerciales les calza directo. Y por eso Lasso no ha recibido críticas frontales de esos analistas y medios porque en vez de hacer periodismo fueron los “cheerleaders” de CREO y SUMA. En privado saben de sus debilidades conceptuales y políticas, de sus mañas y de sus arrebatos, pero por ahora, en sintonía con Pérez Guartambel (un sabio según Andrés Carrión) era “preferible un banquero”.
Y ya no es solo Nebot el que pone en su lugar a Lasso: Luis Almagro, secretario general de la OEA, ha dicho con todas sus letras que no hay modo de desvirtuar el triunfo de Lenín Moreno.
¿Por qué entonces Lasso no aprende de política cuando los más sabios consejeros dicen que las derrotas son los grandes maestros? ¿Por dónde le sale la insensatez de sostener a un número de personas en las calles que no son ni la décima parte de los voluntarios que contrató para el control electoral? ¿O es que solo se sostiene en los apoyos de gentes bien pagadas y que ganaron bien en esta campaña?
Bien dicen que el diablo sabe más por viejo que por diablo y Nebot no ha parado de darle razón a ese refrán popular. (O)