Wilfrido Vargas se pone la ropa del "Cuchicheo"
El cantante dominicano Wilfrido Vargas siente a Ecuador como su casa. En los noventa estuvo preso por no cantar en un show gratuito para el cual el Gobierno no cumplió su parte. Todos los artistas internacionales debían dar un show gratuito para presentarse en el país.
La norma estipulaba que el Gobierno pagaría todos los implementos técnicos.
Cuando Vargas llegó al Centro Cívico a dar el concierto gratuito con su orquesta, no había ni parlantes para cantar frente a las miles de personas que habían llegado para oírlo. Tuvo que salir bajo la protección de su seguridad y continuar con su ruta de conciertos hasta que la Policía lo encontrara.
Para este merenguero, que fue el soundtrack de las fiestas de los noventa con temas como El baile del perrito o El baile del mono, no hay otra ciudad en América Latina que conozca tanto “la médula espinal de Wilfrido Vargas” como Guayaquil.
Durante las fiestas patronales de la ciudad cantó en la Concha Acústica del Parque Samanes junto con otros artistas del llamado “género urbano” como Yandel. Vargas revisitó la ciudad con su propuesta de “El cuchicheo”.
El tema trata de un romance que empieza a dar de qué hablar hasta que los involucrados tienen que enfrentar los rumores y oficializar su relación. La canción se viste con esa categoría musical del género urbano.
Para Vargas, República Dominicana, su país, Puerto Rico y Colombia “han virado la torta musical y lo que se daba ya no se da. Como yo tengo interés, sensibilidad y necesidad me arropo del olor que me dan las edades de estos muchachos (refiriéndose a su orquesta), su conocimiento”, dijo durante una entrevista con este diario horas antes de dar su segundo concierto por las fiestas julianas en la ciudad.
Sin embargo, considera que sigue siendo el mismo que canta “Soy un hombre divertido” porque estima que cada paso que da en la música lo definen. “El resto es ropa de moda”.
Piensa que la música es una alternativa para la crisis política que vive Centroamérica porque está con las masas y les da alegría.
“Si te vas para uno de los dos lados te quedas sin mitad del pastel. No podemos apostar a una cosa, no somos políticos, abarcamos el grueso del consumidor. Cada uno estará de acuerdo con la manera de gobernar de uno o de otro, pero no es tarea del músico”, dijo el cantante. (I)