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Ecuador, 25 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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El pasillo tiene estilo propio

La cultura ecuatoriana está ligada a una serie de costumbres y tradiciones propias y otras adoptadas cuando llegaron con la conquista y tiempos de la Colonia. Tal es el caso del pasillo, género musical que nació a mediados del siglo XIX y que se deriva del valse austriaco.

Apareció a la vida nacional por los años de la Colonia (hacia 1800) cuando la nueva sociedad burguesa y semifeudal buscó identificarse con una danza más acorde con el ambiente en que vivía; se trataba de hallar una modalidad coreográfica, fijando a la vez una barrera de atuendos, vestuarios y atributos de danza que limitaran el acceso a los plebeyos.

El pasillo surge durante la época independentista en Colombia y Ecuador, convirtiéndose en un emblema de estos países.

Este género se bailaba en campos y ciudades, tampoco podía faltar en el repertorio de las bandas de música. Tuvo extraordinaria acogida en el medio mestizo de la zona andina.

Los de la alta sociedad de la época de la Colonia lo bailaban con  el pañuelo en la mano para no impregnar de sudor a la dama, ya que no se trataba de una danza suelta popular, sino de un baile ‘cogido’ en que la pareja estrechamente abrazada por la cintura debía girar velozmente mu­chas veces hasta provocar el vértigo.

Hoy el pasillo es solo apreciado en festivales de música folclórica o popular y no en las fiestas, debido a la poca acogida que tiene este género.

En la década de los 80 y 90, en Ecuador el cantante Héctor Jaramillo popularizó un compendio de pasillos que se hizo muy popular y que eran bailados en fiestas y matrimonios una hora antes de terminar la velada.

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