Los Wayrapamushka llevan los bailes de Ecuador por el mundo
México fue el último destino de la agrupación cuencana Wayrapamushka, donde representaron al país en el Festival Vallarta Azteca del Folclor Internacional.
Más de una década de historia y arte tiene detrás el grupo, lo que incluye ensayos, presentaciones, además de trabajo investigativo. Ensayan en silencio y hasta camuflados. Tal y como han mantenido sus logros hasta ahora: con poco ruido, como el viento.
Wayra en kichwa se traduce al español y se convierte en “viento”; “pamushka” viene de “traer”. Ellos son traídos por el viento, como lo fueron los hijos de las indígenas y los españoles a los que hoy se llama “mestizos”.
Y aunque su historia tiene menos años, sus pies han bailado en tantos países que la cuenta es incierta. La resonancia de sus presentaciones en tierras mexicanas se puede apreciar en las fotografías que han colgado en redes sociales. Estas tienen tanto colorido que resulta fácil imaginarlos en acción es una reacción inmediata.
Su viaje hasta allá adquiere un sentido distinto pues la vestimenta es otra, el maquillaje está ausente y no hay tantos ojos que los miran.
Una sala de baile del mítico edificio de la Casa de la Cultura Núcleo del Azuay recibe a los Wayrapamushkas, quienes en este ensayo que se repite de tres a cuatro veces por semana intervienen 40.
La pista musical de una danza chilena originaria de la Isla de Pascua, de la etnia Rapanui, suena de fondo. La han practicado por casi dos horas consecutivas pero todavía les quedan detalles por ajustar en la coreografía.
Valeria Guzman, la coreógrafa, recuerdan los primeros ensayos informales en los patios de la Facultad de Filosofía de la Universidad de Cuenca, cuando ella era estudiante y la dirección estaba a cargo de Juan Pablo Morocho.
Más tarde, la disciplina y las presentaciones abrieron paso a la institucionalización de la mano de Carlos Vintimilla y con esto llegaron los viajes. Hoy, el repertorio incluye números musicales de Argentina, Bolivia, Alemania, Chile y Panamá. (I)